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Reportaje:ACTIVIDADES AL AIRE LIBRE | verano

Las salinas se sacuden el olvido

Las marismas de Chiclana y San Fernando explotan sus tradiciones ancestrales

Lleva gran parte de sus 83 años metiendo sus botas en sal. Y, tras algún tiempo de descanso, ahora ha vuelto a hacerlo. José Crespo no quiso perderse la oportunidad brindada por el Centro de Recursos Naturales de Chiclana (Cádiz) que ha abierto su salina para que los visitantes conozcan los secretos de la extracción de sal artesanal. Para la mayoría, el uso de la azada y la vara en los esteros es una experiencia novedosa, pero para José se trata de recuperar por unos minutos el trabajo que le mantuvo de sol a sol entre las pirámides blancas de la bahía gaditana.

El Centro de Recursos Naturales de Chiclana acoge varias instalaciones dedicadas al conocimiento salinero: un mirador, una sala de exposiciones, un museo y también unas marismas de las que se extrae realmente la sal, aunque su explotación se realiza con fines didácticos. "Tratamos de acercar una tradición de muchos años para mostrar cómo el hombre ha vivido de la sal y cómo se ha esforzado para conseguirla. Es una labor ignorada y olvidada", explica el responsable del centro, Francisco Flor. Por primera vez, este año los visitantes pueden meterse en las salinas, coger una azada y sacar su propia porción de sal.

Los visitantes se calzan las botas y siguen instrucciones de tres veteranos

Los visitantes se calzan las botas de agua, cogen su herramienta y siguen las instrucciones de tres veteranos de la salina El Águila de Puerto Real, una de las pocas que todavía sigue realizando la extracción de manera manual. "Hay que hacer varios agujeros para reblandecer el suelo, y después arrastrar la sal hasta uno de los lados. Intentad dejar un poco de agua para ir lavando la sal que vayáis sacando y no empujéis fango", instruye Rafael Rodríguez.

Familias enteras, muchos niños, han acudido a la cita. Los más pequeños se sorprenden de la temperatura del agua. "Parece nieve pero está caliente", exclama uno. Otro protesta en voz alta. "Escuece", cuando la sal le cubre los pies. Los nietos de José Rendón acompañan a su abuelo en su regreso al pasado. "Yo empecé cuando era una hormiguilla y aquí se movía la sal con borricos". En las salinas no han cambiado mucho las cosas, aunque ahora el producto se mueve en carretillas.

La iniciativa permite seguir el camino del agua salada desde el mar hasta el estero. "El agua pasa por el caño de Sancti Petri, supera dos compuertas, entra por las vueltas de retenida, anchas y profundas, hasta las de periquillo, donde se estabiliza la sal. Finalmente, llega a las cabeceras, las cristalizadoras y el tajo, de donde se extrae la sal", resume la guía Inmaculada Salado. En este camino el agua ha pasado de tener 35 gramos de sal por litro hasta 210.

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La explotación de las salinas con fines turísticos es una salida para estas fincas de la bahía gaditana, para las que el negocio no es rentable. Experiencias similares se han probado en San Fernando y se preparan también en Puerto Real y Cádiz. El atardecer pone fin al trabajo. La sal extraída puede ser consumida en casa. Es la recompensa al esfuerzo salinero.

centro de recursos ambientales salinas de chiclana (cádiz). de 17.00 a 19.00. gratuita. www.salinasdechiclana.com

Visitantes y salineros en el Centro de Recursos de Chiclana (Cádiz), el pasado miércoles.
Visitantes y salineros en el Centro de Recursos de Chiclana (Cádiz), el pasado miércoles.EDUARDO RUIZ

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