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Cincuenta personas pelean aún contra el fuego de Collado

Bomberos y forestales vigilan que no se reaviven las llamas

Pablo Linde

Las dos hijas pequeñas de Antonio Sanz jugaban ayer a escasos 200 metros de los primeros árboles quemados en el incendio de Collado Mediano. La normalidad había vuelto a las viviendas de los 2.000 vecinos desalojados el pasado martes por un fuego que quemó unas 25 hectáreas, según el balance provisional. Pero medio centenar de personas seguían ayer trabajando en su completa extinción y tres retenes se quedaron anoche vigilando la zona. Aunque ya no quedaban llamas y estaba completamente controlado, el viento y el calor de la zona quemada hizo necesario un trabajo de refresco que se prolongará hasta hoy.

El oficial de bomberos responsable del operativo, José Antonio Bernal, explicaba que una vez que se había conseguido salvaguardar a las personas y sus bienes materiales, lo siguiente era acercarse al núcleo del incendio para refrescarlo. "Hay que bajar la temperatura de las bases de los árboles quemados para que no den problemas, para que no salten restos que puedan reavivar las llamas", detallaba en la base de operaciones, donde cada vez quedaba menos personal. Los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, por ejemplo, la abandonaron a mediodía.

Más información
El fuego de Collado Mediano comenzó aquí

Quienes sí permanecieron en la zona son los agentes forestales, que comenzaron a investigar la superficie quemada -con más arbustos que pinos, según fuentes de Emergencias- para hallar unas causas que hasta ayer se desconocían. Una portavoz del Gobierno regional explicó que probablemente pasarán días hasta que se conozcan. Los agentes tienen que analizar las trayectorias de las llamas, que quedan marcadas en las pocas ramas que quedan en pie. Una vez localizado el epicentro lo examinan meticulosamente para encontrar cualquier resto que pueda dar pistas: desde colillas hasta trozos de cristal o piedras rayadas que hayan podido causar la chispa detonante.

El trabajo de la investigación es el segundo paso. El primero fue el sofoco y la evacuación de los vecinos. Algo "rapidísimo", según relatan varios de ellos. "Prácticamente antes de darnos cuenta de que había llamas, teníamos aquí a los bomberos y a los helicópteros sobrevolando la zona", contaba Pilar Santana.

Antonio Sanz añadía que durante el invierno había visto trabajadores desbrozando el monte y limpiando los cortafuegos. También fue eficaz la evacuación, según varios residentes en las urbanizaciones cercanas. Aunque no hay un método de actuación municipal al respecto, según fuentes de la Policía Municipal, los protocolos funcionaron velozmente. En poco tiempo los vecinos estaban en la explanada donde se montó todo el operativo. Y tres veces al día recibieron comida y bebida del Carrefour de Collado Villalba.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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