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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La emigración a Internet

Google y Microsoft llevan tiempo replicándose. Microsoft lanzó su sistema operativo para móviles y luego lo hizo Google. Microsoft ha reforzado su empeño por ofrecer un buscador eficiente que pueda lesionar el imperio de Google en este terreno. Google ha anunciado un sistema operativo, área señoreada por la compañía de Bill Gates, y ésta incrementará los servicios en línea, gratis y de pago. Estos movimientos no son una mera práctica de entrismo comercial en el mercado del otro. Hay un cambio de modelo en el empleo de las herramientas informáticas. Un desplazamiento del trabajo sobre el ordenador a las tareas telemáticas, utilizando plataformas residentes en Internet. Y en este camino se ha anticipado Google.

Su anunciado sistema operativo, Chrome, es el signo más claro de ello. Gratuito y de código abierto, está pensado para ayudar a esta emigración de la actividad del PC a la Red. Que se dirija, inicialmente, a los miniportátiles es sólo una astucia de mercadotecnia: penetrar por el flanco más desguarnecido de Microsoft, cuyo Windows Vista y su exigencia de recursos es incómodo para estas máquinas livianas. Microsoft ha anunciado que su próxima versión de Windows tendrá una versión ligera.

Pero la partida no ha terminado y el proyecto de Google no está libre de problemas. De entrada, Chrome ha canibalizado la opción de su sistema operativo para teléfonos móviles, Android, de convertirse en la plataforma idónea de los miniportátiles. Algunos fabricantes ya lo habían preinstalado en sus máquinas. Por otra parte, no es descartable que cuando Google piensa en el uso de Internet, piensa en todos los internautas suscritos a sus aplicaciones y Chrome como un método para empujarles a ello. De ahí que el negocio no consista en venderlo, sino en alimentar su negocio publicitario en la Red. Tema que, a la larga, le puede traer problemas con las autoridades de la competencia, como ya los tuvo, y tiene, Microsoft. No porque dominen un mercado, sino porque aprovechen este dominio para crecer en otros.

Por su lado, Microsoft lanzará en octubre su nuevo sistema operativo Windows 7. La expectativa de la inminente salida de un potente competidor puede perjudicar las ventas en los primeros meses. A este factor se añade el descontento con Vista, que hizo añorar a sus clientes el Windows XP, y el que en el horizonte exista una oferta gratuita. Desde luego, el final de este combate no se contemplará en los próximos meses. Microsoft maneja estadísticas verosímiles sobre el empleo de los ordenadores. La gente que trata con un PC sólo dedica la mitad de este tiempo a Internet. Los programas residentes en la máquina siguen siendo atractivos, particularmente porque existe todavía el miedo a depositar los datos en un espacio remoto, ajeno, con una imagen de mayor fragilidad ante el asalto pirata que la máquina doméstica, a pesar de la probada vulnerabilidad de ésta.

Microsoft, además, cuenta con una red comercial impresionante. 650.000 tiendas hacen negocio con Windows y otros productos de la compañía. Que salga un producto que escapa a esta red, seguro, provocará su movilización. En cualquier caso, el paisaje, y el paisanaje, cambiará.

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