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Turquía y la UE se alían para construir una vía alternativa al gas ruso

Cuatro países de la Unión Europea y Turquía firmaron ayer en Ankara, en presencia del presidente de la Comisión Europea, el acuerdo para construir en territorio turco parte del gasoducto Nabucco, creado con la intención de reducir la dependencia gasística europea de Rusia mediante la llegada al continente de gas procedente de la región del Caspio. El acuerdo fue presentado por la presidencia sueca de la UE, firme partidaria de la ampliación de los Veintisiete hacia el vecino oriental, y por la propia Turquía como una prueba más de los intereses comunes que vinculan al país con la Unión.

La puesta en escena estuvo a la altura de las expectativas creadas por un proyecto de larga y complicada discusión, que hasta última hora ha vivido un tira y afloja por las pretensiones turcas y sobre el que pese a todo sobrevuelan grandes incertidumbres. No es la menor de ellas dónde va a llegar el gas para el que se va a construir el gasoducto.

Firmaron en Ankara los primeros ministros de Austria, Bulgaria, Hungría y Rumania, además del turco, y junto a José Manuel Durão Barroso, en nombre de la Unión, hicieron de testigos el presidente de Georgia, el primer ministro de Irak, un representante de Azerbaiyán y el emisario especial de Estados Unidos para la energía en Eurasia. Washington es un gran adalid de Nabucco.

El gasoducto, que comenzará a construirse el próximo año con idea de que empiece a funcionar en 2014, tendrá 2.000 de sus 3.300 kilómetros en Turquía, desde donde cruzará el sureste de Europa hasta llegar a Austria. La previsión es que a plena capacidad vea circular del orden de los 31.000 millones de metros cúbicos anuales de gas, lo que podría llegar a suponer hasta el 10% del consumo europeo. En la actualidad, la cuarta parte del gas utilizado en Europa procede de Rusia.

Nabucco se presenta como una diversificación del gas ruso con la ventaja adicional de que el gasoducto no atraviesa Rusia. La cuestión es que el gas comprometido hasta ahora es sólo azerbaiyano, insuficiente para cubrir los planes de explotación, y que otras posibles fuentes son Irak, hoy en guerra; Irán, en conflicto político con la UE y sometida a incertidumbres; Turkmenistán, que esperó a ayer para decir que está dispuesto a participar en el proyecto, más países energéticamente importantes como Uzbekistán y Kazajistán, que aún se lo están pensando. Incluso Azerbaiyán ha firmado recientemente un acuerdo para proveer de gas a Rusia.

En Ankara se pasó por encima de todas estas inseguridades para subrayar la vertiente política de la firma. "Si se mira sólo desde el punto de vista de la energía, está claro que Turquía debería ser miembro de la UE", dijo el primer turco, Recep Tayyip Erdogan.

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