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¿Quién se queda con el partido?

El PSE celebra el miércoles el Comité Nacional que convocará el congreso de octubre - Pastor se perfila como 'hombre fuerte' y portavoz de la futura ejecutiva

Suena el teléfono en el cuartel general de los socialistas vascos en la bilbaína Alameda de Rekalde. En el despacho del todavía secretario de Organización del partido y consejero de Interior, Rodolfo Ares, no hay nadie. Menos mal que su ex secretaria no se ha movido de la sede. Tamara, una voz amiga para cualquiera que llama a la sede socialista, coge el teléfono y se tira buen rato colgada del auricular.

La vorágine que se adueñó de la principal sede del PSE durante la campaña electoral de las pasadas autonómicas -incluido un equipo de colaboradores de Ferraz- ha dado paso a una calma chicha. El cuartel general parece un solar. Sigue habiendo actividad, claro. Los socialistas siguen convocando reuniones de la dirección en las que Patxi López lo mismo habla de economía -" y bastante bien, todo hay que decir", asegura la dirigente socialista Arantza Mendizabal- que de cualquier otro asunto. Mendizabal dirigirá el comité de sabios que asesorará al lehendakari en aquella materia y donde se espera la participación de vacas sagradas del mundo económico o la colaboracion puntual del ex líder del PNV Josu Jon Imaz, ahora presidente de Petronor.

"Nos las jugamos en las municipales y forales. Hay que prepararlas desde ya"
Arantza Mendizabal dirigirá el 'comité de sabios' que asesorará a López

Durante la formación del Gobierno socialista, López e Imaz hablaron en diferentes ocasiones, según algunas fuentes, aunque ambos prefieren evitar confirmar esas charlas para no generar problemas en la casa ajena. El propio López aseguró que le hubiese encantado tener a Imaz en su Gabinete, ya que mantienen con él una buena sintonía y le consultó algunos de los nombres barajados para las carteras encargadas de hacer frente a la crisis, según fuentes socialistas.

Aunque las reuniones de las ejecutivas se mantienen y Ares sigue pisando los pasillos de la sede bilbaína, lo cierto es que tanto el lehendakari como el consejero de Interior y coordinador del Ejecutivo saben perfectamente que en la nueva etapa otros deben a empezar a recoger el testigo. Y cuanto antes. En el caso de Ares, lo tiene muy claro. "Mi labor está cada vez más en el Gobierno", aseguraba esta semana a EL PAÍS.

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La sede se ha quedado sin prsonas que han sido puntales en las tripas del PSE. Asesores de López o su jefe de gabinete en el partido trabajan ahora en Interior con Ares o con la consejera de Justicia y portavoz del Gobierno, Idoia Mendia. La jefa de prensa del PSE se ha convertido en la directora de comunicación que coordina a todos los departamentos de prensa del Ejecutivo. La especialista en nuevas tecnologías también se ha ido a Lehendakaritza. Y ello por no hablar de los dirigentes guipuzcoanos que están en el Gobierno, empezando por su jefe de filas, Iñaki Arriola, cuya jefa de prensa ha preferido por motivos personales quedarse en el partido en vez de ir al Ejecutivo.

"Siempre nos quedará Vizcaya y ahí está José Antonio Pastor y sus colaboradores más directos", aseguran fuentes socialistas. De hecho, junto al doble y triple papel de algunos dirigentes, es el jefe de los socialistas vizcaínos el que carga sobre sus hombros la difícil tarea de sostener desde ya un partido "que se la juega en las elecciones municipales y forales [de 2011], unas elecciones que tenemos que empezar a preparar ya", admite en privado un dirigente preocupado por ese reto.

Pastor es la clave de bóveda del futuro PSE y se perfila como el nuevo hombre fuerte y portavoz de la ejecutiva, puesto que compatibilizará con su tarea al frente del Grupo Socialista en la Cámara y con la secretaría general en Vizcaya.

No hay duda de que la presidencia de la ejecutiva que salga del nuevo congreso, que se celebrará la primera semana de octubre y que convocará el próximo miércoles el Comité Nacional, seguirá en manos de Jesús Egiguren, ni de que el secretario general, Patxi López, será reelegido por una abrumadora mayoría. Alfonso Gil, buen conocedor de los entresijos del PSE, con hilo directo con Ferraz y con dotes de organización y manejo de equipos, está llamado a nuevas responsabilidades. Y está por fijar el papel de los socialistas alaveses, que han quedado un tanto relegados en el reparto de puestos en el Gobierno.

El PSE vive un momento dulce que necesita de trabajadores a tiempo total en el puente de mando y en la sala de máquinas para que el sueño no termine en pesadilla. "Gente con autoridad interna en el partido", apunta un dirigente del núcleo duro. "En los próximos cinco, siete u ocho años una nueva generación está llamada a tomar las riendas del partido y, mientras tanto, preparar los comicios locales y forales. Ahí nos la jugamos de verdad", añade, coincidiendo con una reflexión que ya empieza a generalizarse en el PSE. "Un mal resultado no influiría en el Gobierno, que tiene otra lógica, pero no nos lo podemos permitir. Es vital", concluye.

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