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Protesta del metal, en Vigo / LALO R. VILLAR
Nadie se acordó de la negociación. El conflicto del metal en la provincia de Pontevedra por el convenio colectivo se vio reducido ayer a una penosa guerra de tornillos, pelotas de goma, botes de gases lacrimógenos y piedras que dejó un saldo de 25 heridos.
Llevaba unas semanas detectando "agujeros presupuestarios" en cada partida del bipartito que revisaban sus conselleiros. El socavón habría alcanzado, siempre según cálculos del nuevo Gobierno, más de 1.200 millones de euros, "entre ingresos que no entran con la crisis y gastos sin presupuestar". Hasta ayer, cuando presentó su anunciado plan de austeridad.
La decisión de renegociar el convenio de financiación de la depuradora de Vigo es "una insensatez" de la Consellería de Medio Ambiente. Lo asegura el antecesor de Agustín Hernández al frente del departamento y secretario general del PSdeG, Manuel Vázquez, que rechaza de plano la argumentación de que no hay fondos para hacer frente a las obras.
"Aquella fue una triste y feliz tarde en una cutre notaría de A Coruña, cuando de repente nos dimos cuenta de que sólo quedábamos dos socios, Unión Fenosa y Caixanova, dispuestos a constituir R y poner encima de la mesa miles de millones. Hoy R es tecnológicamente imbatible".
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