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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Achille Compagnoni, primer montañero que coronó el K2

Francesco Manetto

Cuando en 1954 llegó a Pakistán para enfrentarse a la cumbre del K2, el italiano Achille Compagnoni tenía 40 años y fama de buen esquiador. Su modesta experiencia en escalada no impidió que el explorador Ardito Desio lo eligiera para su expedición. Causó revuelo en el mundo del alpinismo, pero fue un acierto. El 31 de julio de ese año, Compagnoni, fallecido el 13 de mayo a los 94 años en un hospital de Aosta, en el norte de Italia, fue, junto a Lino Locatelli, el primero en coronar los 8.611 metros de la segunda cima más alta de la Tierra tras el Everest.

Nacido el 26 de septiembre de 1914 en Sondrio (Lombardía), fue militar en el Cuerpo de los Alpinos (Infantería de Montaña), donde aprendió a familiarizarse con rocas, paredes y cumbres, y campeón nacional de esquí de fondo.

Otro miembro de la expedición le acusó de haberle plantado en el ascenso

Durante la expedición, según las crónicas de la época, se distinguió como uno de los líderes del grupo y uno de los escaladores más resistentes, pese a que se le congelaron algunos dedos de las manos al bajar de la cima mientras intentaba inmortalizar el panorama con una cámara.

A su vuelta a Italia, recibió la medalla de oro al Valor Civil y escaló en varias ocasiones, y por caminos distintos, el monte Cervino, en los Alpes. Su experiencia en uno de los más peligrosos ochomiles la relató en dos libros, Hombres en el K2 y K2: conquista italiana entre historia y memoria. Recientemente fue nombrado Caballero de la Gran Cruz y Orden al Mérito de la República Italiana, cuando ya se dedicaba exclusivamente a su negocio familiar, un hotel en la estación de esquí de Cervinia.

Pese a ser respetado por las últimas generaciones de montañeros, su historia también estuvo rodeada de polémicas y graves acusaciones. La prensa italiana incluso sugería tras su muerte que el alpinista se ha llevado un equipaje lleno de secretos o una "mochila de remordimientos", como señalaba el diario La Repubblica. Y es que Walter Bonatti, joven miembro de la expedición, acusó a Compagnoni y a Locatelli de haberle utilizado sólo para llevar las bombonas de oxígeno hasta los 8.000 metros. Y, aún más grave, de haberle dado plantón, cambiando a propósito la ubicación del campo, y haberle dejado dormir al raso la noche anterior al ascenso del último tramo. Tras años de investigaciones, denuncias y reconstrucciones de los hechos, el Club Alpino Italiano (CAI) dio en 2004 la razón a Bonatti.

Caso cerrado. Aunque tal vez demasiado tarde, porque ese capítulo de la historia del alpinismo ya estaba escrito. Y, en cualquier caso, Compagnoni será recordado como el protagonista de aquel ascenso que, como los triunfos de los ciclistas Coppi y Bartali en el Tour de Francia de 1949, reflejaba las ganas de revancha de Italia después de la II Guerra Mundial. Tanto es así que, al conocer la noticia de su muerte, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, utilizó precisamente esa palabra, recordando al "intrépido protagonista de la escalada del K2".

Achille Compagnoni, en 1954, tras su hazaña.
Achille Compagnoni, en 1954, tras su hazaña.AFP

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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