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Reportaje:ESCENA | La semana por delante

Misterio y puro arte

Una oportunidad única para sacudirse un equívoco generalizado: pensar que los títeres es asunto infantiloide y un género menor y depauperado de las artes escénicas. Don Juan o memoria amarga de mí, estrenado hace dos días en el Titirimundi de Segovia, llega al Teatro de la Abadía (sólo los días 12 y 13, sólo para adultos) es un espectáculo lúcido, brillante, poético, que arranca sonrisas, conmueve y transporta a un mundo onírico y misterioso a través de una inquietante lectura de Don Juan. El creador, Miquel Gallardo, prestigiado titiritero que ya participó en montajes míticos de la compañía de Jordi Bertrán y de Tàbola Rassa, da una vuelta de tuerca a nuestro mito literario y en vez de concederle, como a los héroes, una muerte en la plenitud de su juventud, le sitúa en una vejez decrépita, enfrentado a su pasado, a su final, y recluido en un convento de frailes donde el joven monje que le atiende (interpretado por el propio Gallardo, único actor del montaje), el padre prior que le odia, y la parca que le ronda llevan al espectador, gracias a un inteligente texto, a reflexiones de profundo calado sobre la religión, la bondad, la muerte, el odio, la amistad, el afecto, la ira, la compasión, la falsa caridad.... Y todo a través de puro y auténtico arte.

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