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La UE crea una nueva Ruta de la Seda de la energía

La Unión Europea y diversos países de su vecindad oriental y de Asia Central se comprometieron ayer en Praga a crear un Corredor Sur de energía que permita cubrir en 2020 el 10% de las necesidades gasísticas de la Unión. Más allá de la declaración política, y a falta de certidumbres, incluidas las financieras, lo más concreto de la llamada cumbre de la energía fue la etiqueta del nuevo proyecto: una moderna Ruta de la Seda.

El primer ministro checo saliente, Mirek Topolanek, como presidente de la Unión; el de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, y Javier Solana se recrearon en la idea de reeditar en el siglo XXI la Ruta de la Seda como vía de comercio, de comunicación y de entendimiento entre pueblos y culturas, con la energía como razón de ser.

Lo que busca una UE sedienta de energía y asustada por los cortes de gas sufridos en los meses de enero de 2006 y 2009 es crear un marco estable y diversificado de aprovisionamiento y de tránsito que reduzca su dependencia de Rusia, de donde llega ahora más del 40% del gas importado.

"Tras la lucha contra el terrorismo y contra la crisis económica, la cuestión energética será la tercera tarea más importante de la UE", declaró Topolanek para subrayar lo crucial de un acuerdo llamado a proporcionar energía de forma estable a la UE con Asia Central (Azerbaiyán, Kazajistán, Turkmenistán y Uzbekistán) como proveedor privilegiado de gas (y petróleo), con aportes también de Egipto, a través de países de tránsito que bordean Rusia (Georgia y Turquía).

Proyecto Nabucco

La pieza crucial de toda la estructura es el gasoducto Nabucco, con más de 3.000 kilómetros de longitud, que se quiere comenzar a construir en 2011, previo acuerdo con Turquía, principal país de paso hacia la UE. Ayer se acordó firmar tal acuerdo en Ankara a finales de junio. Si todo fuese bien, Nabucco podría estar concluido en 2014. Hasta ahora le ha faltado financiación a falta de garantías de aprovisionamiento por parte de los países asiáticos.

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El acuerdo lo firmaron la UE y los presidentes de Azerbaiyán, Georgia y Turquía más el ministro de Petróleo de Egipto. Los representantes de Kazajistán, Turkmenistán y Uzbekistán, hipotéticos suministradores de gas, hicieron de testigo en la ceremonia sin estampar sus firmas "porque no les gusta suscribir este tipo de acuerdos", según Barroso.

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