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Entrevista:JEAN-PAUL MÉNINGAUD | Cirujano plástico

"Un trasplante de cara es como 50 minioperaciones"

Es el brazo derecho del profesor Laurent Lantieri, uno de los pioneros en los trasplantes de cara. Jean-Paul Méningaud, de 43 años, natural de Alicante y de padre francés, recuerda que hace unos 10 años, "cuando Lantieri pidió la primera autorización, todos pensaban que estaba chiflado". Desde entonces, se han practicado siete trasplantes de cara, el primero en 2005. Tres de ellos los ha hecho el equipo del hospital de Henri-Mondor de Créteil, en las afueras de París. El último fue hace poco más de una semana sobre un paciente de 30 años con graves quemaduras. Fue la primera vez que se injertaron los párpados y se trasplantaron las dos manos al mismo tiempo.

Pregunta. En la noche del 4 al 5 de abril concluyeron esta primera operación de trasplante simultáneo de rostro y manos. ¿Cómo está el paciente?

"El riesgo es que el paciente no soporte la nueva identidad y pare el tratamiento"
"En el futuro, las intervenciones estarán vinculadas a las guerras"
"Vamos a pedir la autorización para operar a personas con cáncer de piel"
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Respuesta. Está bien. No puede hablar, pero contesta con la cabeza. De momento tiene los párpados cerrados por el edema. Se quedará unos 15 días en la unidad de cuidados intensivos, luego subirá a planta y se quedará con nosotros por lo menos durante un mes, hasta que haya una recuperación de la vista.

P. La intervención fue la primera en la que se injertaron los párpados. ¿Por qué era lo más complicado?

R. Hay una serie de estructuras difíciles de identificar, como las glándulas que producen las lágrimas, el músculo que permite abrir el ojo, el que permite cerrarlo... Además, la conexión entre el trasplante y el paciente se hace a la altura del cuello y el trayecto es mucho más largo que hasta los labios y la nariz.

P. ¿Qué les ha motivado para lanzarse?

R. Hemos hecho ya tres trasplantes de cara que nos han dado más confianza. También tenemos práctica en operar párpados por otros motivos. Una intervención así es como 50 pequeñas operaciones.

P. Han sido 30 horas de quirófano en las que se ha movilizado a 40 efectivos. ¿Por dónde se empieza?

R. Lo primero fue hacer la traqueotomía al donante, para quitar todo lo que impedía hacer el molde de la cara. Ayudamos a preparar una prótesis para el donante, ya que es muy importante poder presentarlo a su familia con un aspecto decente. El equipo de Christian Dumontier se encargó de las manos; yo intervine durante 11 horas para retirar la cara del donante. El profesor Lantieri preparó al paciente e hizo las conexiones y por último yo hice la parte de los párpados.

P. ¿Cuál es el porcentaje de éxito en estas operaciones?

R. De momento, sólo ha habido un fracaso en China, porque el paciente paró el tratamiento. Los únicos fracasos que hemos tenido tanto en trasplantes de cara como de manos son de personas que paran el tratamiento.

P. ¿Cómo se selecciona a los pacientes?

R. Lo primero son los criterios de indicación. Si la reconstrucción se puede hacer por métodos clásicos no se va a proponer un trasplante, y esto ocurre en nueve de cada 10 casos. Otro tema muy importante es el psicólogico y psiquiátrico. El paciente tiene que estar equilibrado desde el punto de vista psiquiátrico, que no sufra psicosis o alucinaciones. El riesgo es que el paciente no soporte su nueva identidad y quiera parar el tratamiento.

P. ¿Cuántas personas cree que podrían beneficiarse de este tipo de trasplante?

R. No creo que sea mucha gente, pero sí que hay casos. En el futuro, la mayoría de las intervenciones pueden estar vinculadas con las guerras. Durante la I Guerra Mundial, el 30% de los quemados se moría, en la guerra de Irak y de Afganistán ya sólo es un 10%. Conseguimos salvar cada vez más personas de quemaduras importantes pero, claro, con más secuelas. Por otra parte, como estas guerras son de terrorismo, utilizan métodos que causan cada vez quemaduras más agudas.

P. ¿Cuáles son las indicaciones, además de las quemaduras?

R. El primer trasplante que hicimos fue a un paciente con una enfermedad genética y el segundo a un hombre que había recibido un disparo de escopeta. También hay otra indicación para la que vamos a pedir la autorización. Se trata de personas que, con el sol, desarrollan unos cánceres de la piel. Por primera vez el trasplante tendría también una función terapéutica. El problema es que la medicación que se le da a los pacientes puede provocar cáncer de piel. Pero si no se le opera, esta persona se va a morir.

P. ¿Qué queda por descubrir?

R. Hay que ir más rápido. Y vamos a aprender más sobre el tratamiento. Tenemos la impresión de que la medicación necesaria no es tan importante como para otros trasplantes. Simplificando mucho, en el 100% de los casos hay un rechazo al principio pero con el tiempo es como si el cuerpo dijera, bueno, pues si hay tantas células extranjeras que vienen de repente, a lo mejor es que son mías.

Jean-Paul Méningaud.
Jean-Paul Méningaud.

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