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Historiadores y pensadores alertan de los peligros que acechan al BNG tras la derrota

"Abril es el mes más cruel [...] mezcla la memoria y el deseo", comienza el poema El entierro de los muertos de T. S. Eliot. Abril no será estrictamente cruel, pero sí crucial para el presente y el futuro del Bloque Nacionalista Galego. Arrancará la presente legislatura sin líder e inmerso en un mar de dudas sobre la línea a seguir, tanto ideológica como orgánica. El Consello Nacional del sábado abrió un mes largo de debate oficial que desembocará en la Asamblea Extraordinaria que establecerá el rumbo del nacionalismo gallego, al menos del único electoralmente existente.

Se abrirá el debate oficial, porque el real sobre qué hacer comenzó la noche del 1 de marzo. "Se abrió la caja de los truenos que estaba mal tapada desde la última asamblea", resume el analista político Manuel Barreiro, que ejerce sus últimos días como jefe de gabinete de la Vicepresidencia. La mayoría de los politólogos consultados, más bien próximos al nacionalismo, concuerdan en que la Asamblea del 10 de mayo ajustará la tapa de la caja, pero es difícil que elimine los truenos. "El BNG está en la peor encrucijada de su historia. De momento harán un apaño, porque no se ven claros signos de renovación", asegura Xosé Ramón Quintana Garrido, último premio Ramón Piñeiro de ensayo por su trabajo Un longo e tortuoso camino. Adaptación, crise e cambio no BNG (1982-2008), en cuyo epílogo está empantanado a la espera de lo que pase.

En abril se abre el debate oficial; el real ya empezó la noche del 1 de marzo
"Lo peor que puede pasar es que el líder necesario esté aún en el instituto"

"En términos médicos, hay que intentar estabilizar al paciente. Habrá que sentar las bases de un nuevo equipo dirigente, que imagino que será una dirección bastante colegiada, basada más en una correlación de debilidades que de fuerzas", considera Barreiro. Élistingue tres corrientes: la UPG, el Encontro Irmandiño de Beiras -"que cabalga sobre la ola de descontento de la militancia"- y el quintanismo, "todavía en estado magmático, porque entre otras cosas Quintana era el líder de todo el BNG y no podía actuar como líder de una corriente". "La estructura de funcionamiento seguirá igual, lo más que se espera es que se mantenga como está", concuerda el historiador Justo Beramendi, autor de De provincia a nación: Historia do galeguismo político.

Otro punto de acuerdo entre los consultados es la necesidad del debate sobre el tipo de estructura orgánica, "ese frentismo que nunca fue tal, sino un camuflaje, como IU para el PCE, que sirvió para la Transición, pero que necesita convertirse en un partido normal, con muchos más militantes", señala el escritor Bieito Iglesias. Pilar García Negro, un referente ahora fuera de la primera línea, considera que "hay que desterrar cualquier tentación de entender la organización como un fin, no como un instrumento, y también esa percepción de tipo religioso de que tenemos un demonio dentro, que es la UPG". "Algunas bases quieren volver a Riazor

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[la asamblea fundacional del Bloque en 1982], y el BNG tiene que reformularse, pero no creo que el sistema que se usó para superar el antiautonomismo de entonces sirva ahora. Ese modelo está bien para resistir, pero no para proyectar", analiza a título personal el presidente del Consello da Cultura, Ramón Villares.

"El BNG como organización es lo que los ingleses llaman un nasty party, un partido antipático, que impermeabiliza la entrada. Para afiliarse se necesita el respaldo de dos militantes o una entrevista con el responsable comarcal", considera Quintana Garrido. Como muestra, hace unos días, en una polémica en el seno del consello local de Cambre, un sector acusaba a otro de "hacer afiliaciones masivas que desvirtuaron la composición de la asamblea". En septiembre de 2006, la asamblea de Narón rechazó afiliar a 15 miembros de la CIG "por no acreditar su sentimiento nacionalista". "Acercarse a la sociedad y aprovechar la potencialidad de la gente cercana al nacionalismo es difícil si vas exigiendo pedigrís. Quintana quiso acabar con eso, pero no lo consiguió", ratifica Beramendi.

Además del orgánico, está el debate ideológico, el del qué. ¿Urbano y/o rural? ¿Nacionalismo y/o izquierda? Las cifras indican que el BNG perdió estas elecciones en las ciudades. "Galicia es ahora un país urbano, y las políticas vilegas no sirven. El BNG no está sabiendo leer a la sociedad y parece anclado en los años 70, sobre todo a nivel interno y en los modos", considera el ex presidente de la Mesa pola Normalización, Xosé Manuel Sarille. "El BNG debería hacer política para la gente, para su electorado (joven, urbano, insertado en el sistema, no antinacionalista), rescatando para la izquierda el discurso de la redistribución de la riqueza, y no negociando con los grandes poderes económicos en la búsqueda de nacionalismos de laboratorio", asegura Carlos Neira, un joven economista y analista sociológico que fue concejal del Bloque en Fene. Para el sociólogo Fermín Bouza, "el nacionalismo perdió votos por la izquierda, pero el futuro es no tenerle miedo a una izquierda muy renovadora y creativa. Galicia es uno de los pocos lugares donde todavía existe una importante bolsa sociológica de gente demasiado hipercrítica, que está permanentemente descontenta con la izquierda, por radical o por moderada, da igual. La izquierda debe reintentar una política de convicción de las clases medias urbanas ilustradas, parte de las cuales se han ido a la derecha".

Un frente abierto es el para qué. Barreiro sitúa como retos de la organización, entre otros, "reflexionar a fondo sobre la política de alianzas con los socialistas, porque hay cierta percepción de que la bipartita dejó de ser una opción de gobierno, y las municipales están ahí". Pilar García Negro considera fundamental "estar menos pendiente de los resultados a corto plazo y optar por hacer una pedagogía social perseverante, que puede ser perfectamente cordial y no a cara de perro". Y finalmente, pero no menos importante, el quién. Por mucho que todas las fuerzas políticas hablen de que lo importante no son las personas, sino las ideas, son las personas las que tienen las ideas. "El BNG debe ser de los pocos partidos en Europa que mantiene a los mismos dirigentes clave desde hace tantos años. Para hacer un nuevo discurso es necesaria una renovación de sus elites", señala Quintana Garrido. Bieito Iglesias comparte esa visión, pero ve el vaso medio vacío: "Lo peor que puede pasar es que el líder que necesita el nacionalismo esté todavía en el instituto".

Las propuestas caen a la red

Buena parte de lo que pasa, según varios de los consultados, pasa porque el BNG carece, a diferencia de casi todas las formaciones políticas, "de grupos de estudios, fundaciones para pensar estrategias", en palabras de Sarille. Internet -salvado el hooliganismo y el cainismo que aflora en los foros- está realizando esa labor de think tank de debate. As túas balas, uno de los blogs gallegos más antiguos y prestigiosos, fue de los primeros en pedir la dimisión del portavoz nacional, a pesar de que su autor crea "mucho en él como político". En esa web se considera que el futuro del nacionalismo no está en "más esencias, más asamblearismo, más izquierda, más nacionalismo": "No hay sitio en los años diez para un partido falsamente asambleario, chapado a la antigua, y donde nunca nadie dimite por nada. La democracia ya no es así".

Son auténticos centros de debate blogs como el de Carlos Neira (Calidonia) o Lándoa. En la red también surgen propuestas como Militantes do BNG pola Renovación, que apuestan por evolucionar hacia "un partido nacional gallego, democrático, republicano y de izquierdas" y ampliar el concepto de militancia: "Un buen militante también es el que aporta ideas, o información de su ámbito profesional. Un buen militante la mayoría de las veces no tiene carné ni paga cuotas". Internet recoge aportaciones tan incisivas como la del blog Bouzafría, que reproduce el anuncio que el marino irlandés Ernest Shackleton puso en The Times en 1901, pidiendo voluntarios para una de sus expediciones antárticas: "Se buscan hombres para peligroso viaje. Salario reducido. Frío penetrante. Largos meses de completa oscuridad. Constante peligro. Dudoso regreso sano y salvo. Honor y reconocimiento en caso de éxito".

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