_
_
_
_
_
Reportaje:diseño

Cambio a la china

El arquitecto Wang Shu defiende construcciones basadas en la naturaleza y en los materiales vivos

La mayor parte de las imágenes que nos llegan de las ciudades chinas se componen de enormes densidades de edificios. De mastodontes como Shanghai, donde viven la friolera de 33 millones de habitantes (diez veces Madrid) o Pekín. Pero la arquitectura china no se reduce a esas construcciones a gran escala que sólo representan a un país levantado hace cosa de 40 años.

Wang Shu está a sus 46 años entre los cinco mejores arquitectos chinos. La primera vez que China acudió a la Bienal de Venecia, en 2006, Shu fue elegido para construir el pabellón que representó a su país. También ha expuesto su obra en el Centro Pompidou. Estos días ha visitado por primera vez España, invitado por la cátedra de Cerámica de la Escuela de Arquitectura de Madrid. Y quizás porque los técnicos chinos no se prodigan mucho por el mundo, el salón de actos estaba lleno de alumnos y algún colega. "Los arquitectos importantes no aceptan encargos pequeños porque aún se construyen muchos complejos grandes. Sobran viviendas, pero se sigue edificando para ganar dinero. Eso ha logrado un desarrollo económico muy fructífero, pero un crecimiento urbanístico feroz, y el arquitecto no puede eludir su responsabilidad", apuntó Shu.

El modelo capitalista no sólo afecta a la especulación inmobiliaria. Este catedrático de la Academia de Arte de Hangzhou, la única en China junto a la de Pekín, lamentó que en las escuelas chinas sólo se enseñe el modelo occidental. "Es frustrante porque se pierde toda la tradición y sólo unos pocos intentamos reinterpretar y revitalizar el estilo tradicional basado en el modo de vivir natural".

A base de imágenes y a través de sus trabajos mostró esa arquitectura que remite a materiales vivos (cerámica, piedra, tierra, bambú) y a construcciones que tienen una íntima relación con la naturaleza. Y que, a punto de desaparecer, resulta paradójicamente la más moderna y una lección de ecología y sostenibilidad.

Su pabellón de la Bienal ilustra esa técnica artesanal. Con muy poco tiempo y menos dinero levantaron entre seis arquitectos y seis artesanos un tapiz hecho a base de 60.000 tejas de cerámica reciclada y una pasarela fabricada con 5.000 piezas de bambú. El resultado, "un espejo donde se refleja la naturaleza", según el autor. Su modo de hacer resulta visible también en su célebre Ceramic House (en el parque de Jinhua) o en el nuevo campus universitario de Hangzhou, 150.000 metros cuadrados edificados que construyó íntegramente con materiales reciclados de otras obras. En fin, una arquitectura basada en imágenes milenarias que, de algún modo, le recuerda a la representada en los pueblos españoles de casas de ladrillo hecho a mano y piedra. "La cultura española con su atención al detalle me resulta muy cercana". No todo está perdido.

<i> Ceramic House,</i> en el parque Jinhua, en China.
Ceramic House, en el parque Jinhua, en China.
El arquitecto Wang Shu.
El arquitecto Wang Shu.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_