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Reportaje:Faltan dos días para el Mundial de F-1

Una ventaja legal para Brawn

La FIA aprueba los polémicos difusores de tres escuderías pese a las reclamaciones de Ferrari, Renault y Red Bull

Existían muchas dudas sobre la legalidad de los nuevos difusores en la fórmula 1, pero los comisarios del Gran Premio de Australia, con el que arranca el Campeonato del Mundo este domingo, las diluyeron ayer de forma contundente. Frente a las reclamaciones de Ferrari, Renault y Red Bull -la de BMW llegó fuera de plazo-, los representantes de la federación internacional (FIA) interpretaron que los coches de Brawn GP, Williams y Toyota son completamente legales. Y, lógicamente, sus difusores también. La cuestión quedó cerrada por el momento, puesto que los tres litigantes acudirán a la Corte de Apelación de dicho organismo, que no podrá reunirse al menos hasta después de la segunda carrera, la de Malaisia, el 5 de abril.

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El día fue demencial en Melbourne. La FIA aprobó primero los difusores de Brawn, Toyota y Williams y desestimó después las reclamaciones de Ferrari, Renault y Red Bull, que los consideran ilegales. Las quejas iban fundamentalmente contra los dos monoplazas de Brawn, que arrasaron en las dos últimas sesiones de entrenamientos de la pretemporada, las únicas en que participaron. El revolucionario diseño del coche del ex ferrarista Ross Brawn fue estudiado al detalle por sus rivales para encontrar alguna ilegalidad porque entendían que era imposible que, habiendo estado parado todo el invierno, les sacara casi un segundo por vuelta. Y el difusor se llevó la palma.

Aparentemente, difiere de los demás en su parte central, en forma de V en vez de seguir recto. Esa diferencia, combinada con el diseño trasero del bólido, le concede el efecto de un doble difusor. En cualquier coche, el difusor succiona el aire caliente canalizado por debajo y crea un efecto tierra que potencia la adherencia sobre el asfalto y da una mayor tracción. El polémico diseño en V de Brawn dobla ese efecto.

"La influencia del difusor es importante en el impacto aerodinámico", explicó Pedro Martínez de la Rosa, piloto de pruebas de McLaren; "puede concederles unas tres o cuatro décimas de segundo de ventaja por vuelta, lo que en la fórmula 1 es todo un mundo". Algunos ingenieros de Ferrari y Renault estimaron el impacto del difusor de Brawn en más de medio segundo.

"El difusor es importante, pero no es lo único", matizó Fernando Alonso; "el Brawn ha sido desarrollado de forma unitaria, de manera que todas las piezas aerodinámicas encajan a la perfección para dirigir las turbulencias hacia el difusor. Y no es nada fácil copiar eso. El Brawn es un coche más completo y avanzado que los demás no sólo por el difusor, sino también por lo trabajados y cuidados que están todos los detalles. Y tienen un motor Mercedes perfecto para ellos. Son los favoritos para ganar en Melbourne".

"Ferrari sólo habla porque alguien ha sido más rápido que ellos. Pero si vinimos aquí con este difusor era porque sabíamos que es legal", se defendió Ross Brawn. "Presentamos nuestro modelo a los técnicos de la FIA hace casi un año y nos respondieron que era legal", abundó Tadashi Yamashina, el director de Toyota.

Algunos equipos, como Renault, habían estudiado soluciones más agresivas para sus difusores, pero las descartaron para evitar problemas con la FIA. A Renault ya le había ocurrido lo mismo con el motor que utilizó en 2008. Fue demasiado conservador y se vio superado por Ferrari y McLaren, que le sacaban 30 caballos de potencia.

Pero la última palabra aún no se ha escrito. La dictará la Corte de Apelación. Aunque su sentencia no podrá modificar los resultados del Gran Premio de Australia. Cuando corran el domingo, los Brawn cumplirán con la legalidad.

Los mecánicos de Brawn GP trabajan en su monoplaza ayer en Melbourne.
Los mecánicos de Brawn GP trabajan en su monoplaza ayer en Melbourne.ASSOCIATED PRESS

De lío en lío

La temporada de fórmula 1 aún no ha arrancado, pero a la FIA ya se le acumulan los líos. Durante los últimos 15 días, Max Mosley, el presidente del organismo, ha tenido un trajín de aúpa. En primer lugar, y en una maniobra que pilló por sorpresa a equipos y pilotos, la FIA trató de cambiar el criterio para designar al próximo campeón del mundo. El nuevo planteamiento pasaba por otorgar la corona al que más carreras ganara, independientemente de los puntos que sumase. Estos sólo serían determinantes en el caso de que se produjera un empate en el número de victorias.

Mediante un comunicado, las escuderías mostraron su total desacuerdo con la decisión, que ya había sido aprobada en el Consejo Mundial de la FIA. Esta circunstancia obligó a rectificar a la FIA.

A pesar de ello, el rifirrafe puso en evidencia la guerra que existe entre la FIA y la asociación de equipos (FOTA).

Con los monoplazas ya en Melbourne, estaba cantado que la polémica del primer gran premio iba a girar en torno a los difusores.

En los últimos años, la FIA ha tenido una influencia capital en el desenlace de los campeonatos. Hace dos temporadas, terció cuando estalló el escándalo de espionaje entre McLaren y Ferrari, que se solucionó con una multa de 72 millones de euros para la escudería británica y con la pérdida de los puntos conseguidos en la clasificación para el título de constructores.

Además, sus decisiones en momentos puntuales han levantado ampollas en la mayoría de los equipos, que lamentan sobre todo la tardanza en las resoluciones.

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