Los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se comprometieron ayer en Washington a coordinar sus políticas para aprovechar la oportunidad histórica que creen ver por delante para un nuevo modelo de relaciones en el continente americano.
Están las viejas pistolas tiritando bajo el polvo. Esperando una provocación. Uno sale en Belfast del hotel Europa, que alberga el involuntario honor de ser el edificio más bombardeado del continente, camina un minuto hacia la derecha y topa con la figura negra de un terrorista protestante encapuchado, rifle en mano, pintado sobre el flanco completo de un edificio de dos plantas.
En este país hubo una guerra. Duró una década y acabó hace dos. Los herederos de los dos bandos -la derecha que representa el partido Arena y los ex guerrilleros del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional)- se vuelven a enfrentar hoy en las urnas, como lo vienen haciendo, pacíficamente, desde que acabó la contienda civil. Sólo hay una diferencia.