_
_
_
_
_
Cosa de dos
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Tregua

El 24 de diciembre de 1914, cuando la I Guerra Mundial no había cumplido aún seis meses, un grupo de soldados alemanes empezó a cantar Noche de paz en una de las trincheras del frente occidental. Los soldados británicos apostados en el otro lado del frente hicieron coro. Al cabo de pocas horas, británicos y alemanes salieron de sus escondites para encontrarse en tierra de nadie e intercambiaron saludos, abrazos, cigarrillos y chocolatinas. La frágil paz se extendió por decenas de kilómetros. Las tropas iban y venían tranquilamente. Como dijo Rowan Atkinson en Blackadder, una de las mejores series de todos los tiempos, "ni británicos ni alemanes volvieron a avanzar tantos metros en los siguientes dos años".

Ese momento, conocido como Tregua de Navidad, fue prohibido por los generales de ambos bandos, pero duró semanas en algunos tramos del frente.

Por alguna extraña asociación de ideas, la presencia de Patricia Conde (estrella de La Sexta) en Saturday Night Live (programa estelar de Cuatro) me ha recordado la Tregua de Navidad. No sé qué me habrá venido a la mente. ¿La "guerra del fútbol", quizá? Podría ser.

Evidentemente, este acercamiento no tiene nada que ver con villancicos o trincheras fangosas. Tendrá que ver, supongo, con el hecho de que Globomedia, núcleo de La Sexta, produce tanto Sé lo que hicisteis como Saturday Night Live (y muchos, muchísimos otros programas), y tiene más o menos en nómina a Patricia Conde. O sea, que esta tregua del jueves por la noche, en riguroso directo, no surge de los soldados ni de los generales, sino de quien manda realmente: los fabricantes de armamento. (Nota para lectores estructuralistas y abogados: esto último es una metáfora; Globomedia produce y vende programas, no armamento; bastante tengo con los líos que me busco como para encontrarme con uno no buscado).

Sean cuales sean los motivos, la noticia es buena. Patricia Conde ilumina cualquier programa. Apetece ver qué tal funciona su gracia natural en un contexto tan agitado y con tanto cambio de escenario como el de SNL.

Por otra parte, cualquier interrupción de las guerras mediáticas, esas cosas que matan de aburrimiento a los lectores y entusiasman a la militancia (y a los asesores jurídicos), resulta ciertamente bienvenida.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_