Barça-Tau: final antes de la final
En una competición como la Copa, existen ciertas costumbres que se repiten año tras año. Primero se señala al favorito, tarea en la que se aplican sobremanera los medios de comunicación y de la que tratan de huir como de la peste los señalados, no dudando en pasarle el marrón a sus rivales. Luego se elige un enfrentamiento estrella en cuartos -en esta edición el Barça-Madrid- y llegadas las semifinales, gusta mucho hablar de una final anticipada. Existe base para colocar esta etiqueta al Tau-Barça de hoy.
Estamos hablando de los dos primeros clasificados de la ACB después de jornadas suficientes como para que deje de ser circunstancial, lo que confirma la sensación que están un peldaño por encima del resto. El Tau lo demuestra desde hace tiempo e incluso este año parecen estar más capacitados que nunca no sólo para llevarse la Liga o la Copa, sino para asaltar su santo grial, la Euroliga. Lo del Barça resulta algo más teórico. No hay dudas del tremendo potencial de su plantilla, plena de recursos y opciones tanto de personal cualificado como de variantes tácticas, pero viéndoles actuar casi siempre te queda la sensación que con tan buenos mimbres el cesto debería ser algo mejor.
Si nos atenemos a la fuente de información más fiable, la más reciente, el Barça llega reforzado anímicamente por su victoria ante el Madrid, aunque les debería preocupar la extrema necesidad que mostraron de Navarro, al que a buen seguro la defensa vitoriana le va a aplicar una defensa de tercer grado. Gente como Vázquez, Ilyasova, Gentile, Sada o incluso Santiago mantuvieron el tipo, pero sorprendió el pésimo partido de Andersen, un jugador al que van a necesitar para contrarrestar el poderío interior del Tau, pues aporta veteranía y una más que interesante capacidad ofensiva. El Tau, por su parte, se lo tomó con mucha calma. Excesiva durante los primeros minutos, aunque la contundencia con la que resolvieron sus problemas les volvió a colocar en la senda de los equipos dominantes.
Un apunte y una duda sobre los vitorianos. Sergi Vidal está enorme. De especialista defensivo y contraatacador, Vidal ha devenido en un jugador total, capaz de seguir haciendo lo de antes y sumarle eficacia en el lanzamiento exterior. Opta a la selección, lo que al precio que está llevar esa camiseta es todo un reconocimiento. La duda se llama Rakocevic. Sí, es el máximo anotador de la ACB, ha hecho partidos memorables, pero no despeja totalmente las sombras que hablan de un jugador que no siempre digiere bien los partidos grandes.
No es arriesgarse mucho pensar que el encuentro se decidirá por detalles más que por grandes cuestiones. La defensa de Splitter, al que difícilmente podrá parar Santiago, el resultado del enfrentamiento Rakocevic-Navarro, el aporte vitamínico de actores secundarios como Vázquez y Gentile por un lado o Vidal y Teletovic por otro, o alguna carta sacada de la manga por Ivanovic o Pascual. Ya lo dijo Plaza, entrenador del Madrid, hace unos días. La diferencia entre el primero y el décimo de la ACB no va más allá de 8-10 puntos. Tratándose de los dos primeros, cualquier detalle puede valer para ganar una final anticipada y plantarse en la que vale de verdad.
