"Es mejor que las flores o los bombones", cuentan mientras toman aliento una pareja de veinteañeros ataviados con pijamas de dibujos. "Lo de que sea en San Valentín es una coincidencia, nosotras venimos para descargar tensiones", se inclinan dos chicas que han viajado desde Cuenca sólo para asistir al evento.
Cuando se acercaban las fechas de primavera y verano, algunas personas sabían que tenían una cita obligada en la sierra madrileña. Otras esperaban una llamada. Si había suerte, al otro lado del teléfono sonaría la voz de alguien del entorno de Alejandro Agag, "normalmente alguna secretaria", cuenta uno de los agraciados.
"Aquí estoy, mi amor, a tres metros de ti, ¿cómo estás?". Rosmery Chávez habla por el móvil. Casi no hace otra cosa desde hace 29 horas, cuando su hija Romina, una chica brasileña de 17 años, quedó retenida en el aeropuerto de Barajas por no llevar dinero ni la documentación suficiente para entrar en España.
RAFAEL FRAGUAS | Madrid
Rivas-Vaciamadrid expropia 300 hectáreas del histórico escenario bélico