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EE UU entierra el unilateralismo

Biden presenta en Múnich una nueva política exterior basada en el diálogo - El vicepresidente defiende el escudo antimisiles y tiende la mano a Moscú

Andrea Rizzi

"Vengo a Europa representando una nueva Administración decidida a marcar un nuevo tono en las relaciones de Estados Unidos con el mundo. Escucharemos, nos implicaremos, pediremos consejo. Mantendremos un decente respeto por la opinión de los demás. América necesita al mundo así como el mundo necesita América". El nuevo vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, sepultó ayer en Múnich la era del unilateralismo de George W. Bush y trazó las líneas maestras de la política exterior que pretende seguir la Administración de Barack Obama ante un auditorio repleto de presidentes, jefes de Gobierno y ministros de Defensa y Exteriores reunidos en la Conferencia de Seguridad.

El viraje anunciado por Biden adquirió los tintes de un verdadero nuevo contrato con los aliados de EE UU: "Actuaremos de manera conjunta cada vez que podamos; y si lo hacemos solos será porque no quede otro remedio. América necesita vuestra ayuda. América tiene la ambición de hacer más. Ésa es la buena noticia. Pero hay otra. También pediremos más a nuestros socios".

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La referencia iba implícitamente dirigida al reducido compromiso de los aliados en la guerra de Afganistán. En su alocución en Múnich, Biden extendió la petición de ayuda y colaboración a otros asuntos, desde la crisis financiera hasta la acogida de presos del penal de Guantánamo.

El tono del vicepresidente cumplió las expectativas europeas de mano tendida en el comienzo de una nueva era. Así se hizo patente, entre otros, en los discursos de los mandatarios de los dos países que Donald Rumsfeld -ex secretario de Defensa y gran apóstol de la cruzada unilateralista de la Administración de Bush- definió en este mismo foro de Múnich como la "vieja Europa". La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, pusieron repetidamente el acento en la urgencia de una renovada cooperación y diálogo entre ambas orillas del Atlántico, y entre Occidente y Rusia.

"Vivimos en un mundo de potencias relativas, en el que ningún país puede solucionar, solo, problemas globales. De ello deriva la necesidad de cooperación", instó Sarkozy en un discurso que parecía en buena medida dirigido a Biden. Con esa intención, probablemente, el presidente francés opinó: "No creo que Rusia represente una amenaza militar".

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Biden recogió el guante, y dedicó una parte relevante de su intervención a Moscú. Pero detrás de una mano tendida al Kremlin el vicepresidente de EE UU quiso mostrar también los músculos de su país. Estados Unidos está dispuesto a dialogar, quiere mejores relaciones, pero no acepta la imposición de zonas de influencia, en referencia a las resistencias rusas ante la ampliación de la OTAN. Washington tampoco va a detener el desarrollo del escudo antimisiles.

"Lo instalaremos", dijo Biden, "si se demuestra que [el escudo] es una tecnología eficiente". Pero, marcando otra vez distancias con la Administración de Bush, el vicepresidente Biden puso un claro acento en la disponibilidad de Washington a consultar el desarrollo del escudo con Moscú, además de con los aliados de la OTAN.

Los analistas diplomáticos consideraban ayer en Múnich que el anuncio del cierre de la base estadounidense en Kirguizistán ha causado irritación en Washington, que lo considera una maniobra de Moscú. La oferta compensatoria del Kremlin de dejar paso libre por su territorio a los abastecimientos para las tropas desplegadas en Afganistán no reequilibra la pérdida de la base.

Irán también vio reiterada ayer una oferta de diálogo, acompañada de firmeza, desde EE UU. Israel, mientras tanto, deberá reflexionar sobre el escueto mensaje lanzado por la nueva Administración estadounidense. "Es tiempo ya para una solución justa, duradera, con dos Estados", sentenció Biden.

Europa, en cambio, ha visto formalizada la voluntad de estrechar las relaciones. La mera presencia del vicepresidente en Múnich -en lugar del secretario de Defensa, quien normalmente representa a EE UU en este foro- es una clara señal. La entrada de Biden en la sala central de la conferencia desató un significativo desfile de personajes que no quisieron perderse la ocasión de estrecharle la mano.

A continuación, en las habitaciones del laberíntico hotel Bayerischer Hof, sede de la conferencia, se celebraron varios encuentros bilaterales. Ninguno, al menos oficialmente, con los representantes iraníes presentes en Múnich.

Para hoy está prevista una entrevista de Biden con el viceprimer ministro ruso Serguei Ivánov. Un encuentro que será muy delicado, pues detrás del "nuevo tono" de EE UU siguen enquistados los viejos problemas.

El vicepresidente estadounidense Biden conversa con Sarkozy en el segundo día de la conferencia de seguridad en Múnich.
El vicepresidente estadounidense Biden conversa con Sarkozy en el segundo día de la conferencia de seguridad en Múnich.AFP

Frases clave

- "Vengo a Europa representando una nueva Administración determinada a marcar un nuevo tono en las relaciones de EE UU con el mundo. Escucharemos, nos implicaremos, pediremos consejo. América necesita al mundo tanto como el mundo necesita América".

- "Los tratados y las organizaciones que construimos tienen que ser creíbles y eficaces. Eso exige vivir respetando las normas y hacer que se apliquen".

- "Seguiremos desarrollando defensas antimisiles para frenar las crecientes capacidades iraníes, si la tecnología se demuestra eficaz y su coste resulta proporcionado".

- "El ejemplo de nuestro poder tiene que ser igualado por el poder de nuestro ejemplo".

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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