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OPINIÓN
Columna
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FMI heterodoxo

Joaquín Estefanía

El último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), presentado el pasado miércoles, da cifras muy alarmantes para la salud de la economía planetaria y soluciones muy heterodoxas para las tradicionales de esta institución multilateral.

1. La economía mundial tan sólo se incrementará un 0,5% en el año en curso. Dado que en ese porcentaje se hallan incorporados los países emergentes que en los últimos tiempos crecían por encima de los dos dígitos, ello indica que estamos más cerca de una depresión que de la recuperación. Se considera que a partir de un crecimiento de alrededor del 3% mundial, la economía global entra en recesión.

2. Tan significativo como ello es que el FMI ha rebajado el porcentaje de crecimiento mundial del 2,2% en noviembre al 0,5% actual: una reducción de 1,7 puntos en sólo dos meses. Ello quita razones, por ejemplo, a los oportunistas que acusan a Zapatero de haber ocultado la magnitud de la crisis en las elecciones del pasado mes de marzo. Esta crisis muta con extrema velocidad y profundidad. Repásese qué decía el programa electoral del PP o las palabras de Manuel Pizarro en el célebre debate electoral con Solbes; cualquier analista de buena voluntad reconocerá que tampoco la derecha tenía idea de lo que iba a ocurrir.

Tan importante como el reconocimiento de que la economía mundial está en recesión es la velocidad del deterioro

3. La condición necesaria, según el FMI, para volver a la senda del crecimiento, es recuperar la sanidad del sistema financiero. Para ello es preciso conocer con exactitud qué volumen de activos tóxicos tiene (según Jaime Caruana, ex gobernador del Banco de España y consejero financiero del Fondo, 2,2 billones de dólares) y que se identifiquen una a una las entidades que los poseen y las que son viables a medio plazo. El representante del FMI no descartó las nacionalizaciones bancarias.

4. Otra condición para la recuperación es que funcionen los paquetes de estímulo de los diferentes países. El organismo icono de la política ortodoxa se ha convertido -¡oh!- al keynesianismo: esos paquetes necesitan de políticas monetarias no convencionales (mucha liquidez y tipos de interés bajos) y fiscales expansivas, para reactivar el gasto y el crecimiento. ¿Qué pensarán de ello los países en vías de desarrollo que en el pasado fueron aplastados por el rigor mortis del FMI?

5. Al tiempo que el Fondo publicaba sus ultimas perspectivas (last but not least), la Organización Mundial del Trabajo (OIT) presentaba sus tendencias sobre el empleo, basadas en la tasa de crecimiento de noviembre del FMI (2,2%, ya obsoleta): en 2009 se incorporarán al menos al ejército de reserva de desempleados 50 millones de personas y la tasa de paro mundial superará el 7%. Al mismo tiempo, el número de trabajadores pobres (que no ganan lo suficiente para mantenerse a sí mismos y a sus familias, y su sueldo no supera el umbral de pobreza de dos dólares al día) puede aumentar hasta los 1.400 millones de personal, el 45% de los trabajadores de todo el planeta. -

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