_
_
_
_
_
Entrevista:MICHAEL GONCHAR | Experto en energía del centro Nomos | Crisis energética en la UE

"Gazprom ensaya una guerra energética europea en Ucrania"

Pilar Bonet

Gazprom ensaya "una guerra energética europea" en el territorio de Ucrania, donde el gigante ruso trata de provocar la bancarrota de Naftogaz para hacerse con el "control" del sistema de gasoductos local, en opinión del experto ucranio Michael Gonchar, responsable de programas energéticos de Nomos (centro dedicado a problemas de cooperación en la región del mar Negro).

Los acuerdos con los que Gazprom y la ucrania Naftogaz zanjaron la primera guerra del gas en enero de 2006 fueron "imperfectos", señala Gonchar por teléfono desde Kiev, y la causa, explica, es que no vincularon las subidas de precios del gas y el alza de las tarifas de tránsito.

"Los rusos crearon a propósito un sistema que les daba libertad de incrementar los precios del gas mientras limitaba la subida de las tarifas de tránsito. Gazprom ha ido empujando a Naftogaz al endeudamiento y la quiebra para hacerse con sus gasoductos. Ésa es su estrategia", afirma. Desde 2006, el precio del gas ruso a Ucrania pasó de 95 dólares por 1.000 metros cúbicos a 130 dólares, y después a 179,5, pero la tarifa de tránsito se incrementó de 1,6 dólares (por 1.000 metros cúbicos y 100 kilómetros de distancia) a 1,7. Por parte de Ucrania, el presidente Víktor Yúshenko es el responsable de los acuerdos que perjudican los intereses de su país, dice el experto.

Más información
Rusia corta todo el gas hacia Europa

Entre la "situación jurídica" atenazante y las realidades económicas de Ucrania, Gochar propone un compromiso y advierte contra "la letra vacía de un contrato imperfecto". Los contratos de suministro de gas ruso (a través del intermediario RosUkraEnergo) son opacos, explica. Naftogaz dice estar dispuesta a revelar su contenido, pero Gazprom guarda silencio y se niega a negociar ante representantes europeos, señala.

"La UE debe inmiscuirse en un conflicto que supera el marco bilateral. Rusia ensaya la tecnología de una guerra energética en Europa y dirá a los europeos que no se puede confiar en Ucrania y que hay que potenciar los gasoductos alternativos de aprovisionamiento directo al consumidor. Este enfoque, aceptado por los alemanes y los italianos, tiene trampa. Para construir la Corriente del Norte y la Corriente del Sur, Gazprom quiere meter la mano en el bolsillo de los contribuyentes europeos".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El intermediario del suministro del gas, RosUkraEnergo, con sede en Suiza, pertenece en un 50% a Gazprom y en un 50% a los oligarcas ucranios Dmitri Fírtash e Iván Fursin. "RosUkraEnergo se beneficia de una cuota de exportación al mercado europeo de 15.000 millones de metros cúbicos al año, que en 2008 se compraron a Turkmenistán a 140 dólares por 1.000 metros cúbicos y se vendieron a 500 dólares. La situación es asimétrica. Por parte de Rusia, se beneficia Gazprom, pero en Ucrania, Fírtash y Fursin utilizan nominalmente la infraestructura estatal de transporte". Los bolsillos reales a los que va a parar el beneficio de RosUkraEnergo es un "gran secreto".

Ante las acusaciones de Gaz-prom a Ucrania de sustraer gas, Gonchar dice que, para bombear el combustible a través de Ucrania, es necesario quemar gas, que se toma del flujo general. "Sin tomar ese gas, no se puede bombear el combustible, y no es que haya un tío malo en Kiev que lo robe".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_