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La familia de Ignacio Uria transmite su solidaridad a todas las víctimas de ETA

Urkullu acompaña a los hijos del empresario en la concentración de Azpeitia

La viuda y los cinco hijos de Ignacio Uria, el empresario vasco asesinado por ETA en su Azpeitia natal el pasado 3 de diciembre, quisieron transmitir el miércoles un mensaje de solidaridad a todas las víctimas de la banda terrorista, "vivan donde vivan". Se muestran convencidos de que cada familia que ha perdido a un ser querido a manos de ETA ha tenido la esperanza de que fuese el último crimen cometido por los terroristas, una esperanza que ahora albergan ellos.

Manoli Aramendi y sus cinco hijos (Iñigo, Iosu, Igor, María y Jaione) se encuentran "destrozados". Por ello hicieron llegar su mensaje a los medios de comunicación a través de un allegado, minutos después de que finalizase la concentración que, por tercer miércoles consecutivo, celebraron en Nochebuena familiares y amigos del empresario, junto al lugar de la citada localidad guipuzcoana en el que cayó herido de muerte.

Cuando el reloj rondaba la una de la tarde, la misma hora en que Uria fue tiroteado cuando iba a comer a un restaurante, cerca de un centenar de personas se concentraron en silencio en el lugar del crimen, frente a la basílica de Loyola. Allí lucían varios ramos de rosas rojas y blancas, flores de Pascua y velas encendidas, encabezadas por sendos carteles con la palabra "paz" escrita tanto en castellano como en euskera.

Con la emoción contenida, los cinco hijos de Uria, los hermanos del empresario, varios sobrinos y demás allegados permanecieron en silencio durante unos 15 minutos. Luego llegaron un aplauso colectivo y los abrazos y palabras de ánimo entre unos y otros. Entre los allí presentes no se hallaba la viuda del constructor, quien no reunió las fuerzas suficientes para acudir. "Quiere asumir este lugar, pero todavía se le hace muy duro", comentó el allegado que actuó como portavoz familiar.

Quien sí se acercó a la concentración fue el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, además de varios concejales de esta formación en Azpeitia y trabajadores de la empresa de Uria, una firma que participa en las obras del AVE vasco.

En cualquier caso, Manoli Aramendi, quien el miércoles recibió la visita del obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, se sumó al mensaje de solidaridad con las víctimas. El mensaje de la familia de Uria llegaba apenas 24 horas después de que la viuda y sus cinco hijos difundiesen una carta abierta en la que instan a todos los vascos, "desde los políticos hasta el ciudadano más humilde", a "dejar atrás la cobardía" y condenar los asesinatos etarras.

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Bajo el título A la sociedad vasca, con dolor y agradecimiento, la familia de Uria recuerda en la carta que el empresario, quien en enero hubiese cumplido 72 años, "amaba Euskal Herria". Él, continúa el texto, "se sentía vasco y nacionalista y así nos lo manifestaba. Pero, al parecer, eso no le era suficiente para poder vivir en libertad en su tierra. Los mismos que dicen que están en contra de las imposiciones que sufre Euskal Herria, le han quitado su derecho a vivir con dos cobardes disparos".

Unas líneas más abajo, los firmantes arremeten contra el alcalde de Azpeitia, Iñaki Errazkin, de ANV, y los otros cinco concejales de su grupo por no haber tenido "la valentía" de condenar el crimen. Con el eco de estas palabras, los familiares y amigos de Uria se volverán a concentrar el próximo miércoles en dicho lugar para mantener vivo su recuerdo.

La familia de Ignacio Uria, en el lugar del asesinato del empresario.
La familia de Ignacio Uria, en el lugar del asesinato del empresario.JESÚS URIARTE

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