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53ª SEMINCI DE VALLADOLID

Aquel gol eterno de Elías Querejeta

El productor y guionista recibe la Espiga de Honor a toda su carrera

Borja Hermoso

Desde luego, Elías Querejeta no es Sofía Loren, pero tampoco Sofía Loren le ha metido nunca un gol al Madrid, y Elías Querejeta, sí. Y eso marca. Desde entonces -juventud perdida de vida sana y despreocupada ajena a lo que vendría, allá por los cincuenta-, este señor de pelo gris y jerséis de cuello cisne exhibe un orgullo impúdico ante lo que bien pudiera denominarse el gol de marras, o yo y mi gol con la Real. Porque no hay comparecencia pública que Elías Querejeta (Hernani, 1930) deje pasar sin recordar al mundo que, aúpa, una tarde de domingo le marcó al Madrid.

"¿Que sucedo a Sofía Loren como Espiga de Honor? ¡Me conmuevo!"
Presenta en el festival su última producción, 'El agua de la vida'

Pero algo sí que une al productor/guionista y a la actriz/sueño inconfesable: y ese nexo de unión es que el uno sucedió ayer por la noche a la otra como Espiga de Honor de la Seminci, festival de cine en fase de cambio, festival de cine en estado de transición interrogante que arrancó ayer con un homenaje al productor de películas como El espíritu de la colmena, La caza o Los lunes al sol, por mencionar sólo tres minucias. "¡Anda!, ¿sustituyo a Sofía Loren? No sabía. Pues mira, me conmuevo", confesó el homenajeado.

Pero como no sólo de homenajes vive el hombre, Querejeta -un verdadero abonado a la Seminci a través de los años- ha venido a Valladolid, una vez más, con película bajo el brazo. El agua de la vida será proyectada hoy dentro de la sección Tiempo de Historia y es una nueva muesca en la insistencia proverbial de este cineasta en demostrar lo casi indemostrable: que es posible sacar adelante, en tiempos así, películas pequeñas, personales e intransferibles y, en la medida de lo posible, con un poso debajo. Él sabrá.

Esta vez, Querejeta (productor y guionista) y Juan Manuel Chumilla (director) hablan de un río con vida propia, un río/personaje que fluye y habla -un río con frase, pues- y que queda como metáfora de todas esas noticias sobre el agua y la falta de ella con las que nos desayunamos día sí y día sí en un país y en un planeta que se va quedando seco y caliente, diga lo que diga José María Aznar, nuevo gurú del cambio climático por la vía de la duda.

La verdad es que, más allá del cine como arte -lo que ya es discutible en cuanto concepto absoluto-, Querejeta siempre está hablando de cosas, de temas, de realidades. Ya sea el paro (Los lunes al sol, de Fernando León de Aranoa), el terrorismo etarra (Asesinato en febrero, de Eterio Ortega), la Guerra Civil (Noticias de una guerra, también de Ortega) o ahora el agua y sus escaseces, viene habiendo en su cine una clara intención de subrayado, de llamada de atención, de dedo en la llaga cuando no de grano en el culo.

Han pasado ya 35 años desde que un fulano le soltara en el Festival de San Sebastián, tras el estreno de El espíritu de la colmena de Erice, aquello de "Mira, Elías, el cine no es lo tuyo, tu familia es rica, vuelve a Hernani, hombre, que te acogerán con los brazos abiertos". Pero ahí sigue él, con el cuello cisne, impasible el ademán, igual da que sea una película de corte comercial, un documental de estreno imposible que él logra estrenar o un surrealista proyecto de poesía en el telefono móvil.

El caso es que, a la hora de los balances, Querejeta pasa de hacer balance ("¡Que no quiero, que me niego!"). Y de explicar, si se le pregunta, qué es para él el riesgo profesional: "No tengo la medida exacta del riesgo o de la seguridad; no asumo los proyectos como riesgos, sino como algo que en un momento determinado me compensa hacer; riesgo es cuando una vez recorrí San Sebastián en moto con mi hermano y nos jugamos la vida".

Balance, lo que se dice balance, a lo sumo unas frases en desorden: "La censura franquista fue un horror y los que hoy la comparan con la censura económica se equivocan, no tienen nada que ver"; "el País Vasco saldrá adelante, porque cada vez es mayor la petición de una mejor forma de vida, incluso entre los abertzales"; "no busco agradecimientos de nadie"; "el cine saldrá de la crisis y la crisis será positiva"; "nunca sentí ganas de dirigir"... o "no me enorgullezco de nada... ¡más que de haberle metido gol al Madrid!".

Elías Querejeta, fotografiado ayer en el teatro Calderón de Valladolid.
Elías Querejeta, fotografiado ayer en el teatro Calderón de Valladolid.EFE
Vídeo: JORDI MINGUELL / DELIA MUÑOZ
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Sobre la firma

Borja Hermoso
Es redactor jefe de EL PAÍS desde 2007 y dirigió el área de Cultura entre 2007 y 2016. En 2018 se incorporó a El País Semanal, donde compagina reportajes y entrevistas con labores de edición. Anteriormente trabajó en Radiocadena Española, Diario-16 y El Mundo. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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