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Análisis:Cosa de dos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Botellín

Carlos Boyero

Anulo el sonido en la tele cada vez que aparece esa señora tan representativa del PP apellidada Cospedal. Por miedo a que me decepcione su voz, su discurso, sus compromisos, sus mentiras, la forzosa interpretación a la que está obligado cualquier integrante con aspiraciones de la casta política. Como soy biológicamente frívolo, me encanta su boca (es como la de Jane Fonda, como la de Frances McDermond) y lo compacta y sugerente que resulta su anatomía inferior en unos vaqueros de diseño. Que otros se conmuevan con la actitud emocionada y fervorosamente patriótica de la sentimental ministra de Defensa cada vez que divisa la bandera de España y el desfile de esos hombres como Dios manda que acabarán no sólo respetándola, sino adorándola (va en su sueldo, es una profesional), pero a mí las que me inquietan no son las progresistas de futuro previsible, sino algunas inequívocas y sensuales señoras de derechas condenadas por la historia a tirarse el rollo de demócratas, de modernas, de normales, de sensatas y ejemplares mujeres de su tiempo.

Entusiasmado ante la revelación de que el enfático y moralista Rajoy, cuando se siente él mismo y cree que no está controlado, es brasseniano y descreído, espero que la meliflua y pragmática Ana Botella me muestre las aristas de su humanista personalidad en la muy babosa entrevista que le hacen en la tele.

Pero es una actriz monolítica, rocosamente fiel al guión, muy hábil, con técnica, incapaz de defraudar a los millones de mujeres españolas (qué felación verbal tan inconveniente la de la grimosa viuda de Cela) que se identifican con ella como la modélica mujer de nuestro tiempo, capaz de restaurar los infalibles valores humanísticos que alimentan a la familia de toda la vida, declarar su admiración por ese gestor ejemplar llamado Gallardón, descubrir en plan Einstein que las emociones y los sentimientos forman parte de la vida y todo el mundo los tiene. Y sonríe, sonríe, sonríe. Nada tonta la responsable esposa del estadista que planteó aquel nada beodo, metafísico e impagable interrogante: ¿Quién te ha dicho a ti que yo quiero que conduzcas por mí?

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