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Reportaje:Empresas & sectores

Los musicales dan la nota

Los ingresos de los espectáculos crecen a un ritmo del 20% anual

Miguel Ángel García Vega

Los musicales representan el sonido de la alegría en estos días tan complicados en el mundo económico. Para sorpresa de muchos, sus ingresos crecen a un ritmo del 20% anual y en los últimos cinco años sus taquillas han sumado más de 250 millones de euros. ¿Cómo se explica que con la severa crisis que vive el mundo este reducto de ocio esté mostrando esta fortaleza? "Porque son una manera de evasión de la realidad. Es la forma de felicidad más barata que se puede comprar con dinero". Esta reflexión de José María Cámara, responsable, entre otros, del musical Hoy no me puedo levantar (basado en las canciones del grupo Mecano), tiene una enorme lógica, pues, al fin y al cabo, los espectadores durante dos horas y media se zambullen en un mundo de alegría, risas y felicidad. Expresiones que pasan hoy por nuestras vidas tan lentas como el caminar de los bueyes sobre la nieve.

Es un negocio muy estacional. El último trimestre del año es el más fuerte

Este teatro del ritmo se ha convertido, pues, en un excelente negocio: no sufre el impacto de la piratería y supone apostar por un segmento en fuerte expansión como es el microocio. Aunque tiene sus particulares reglas de juego. Exige unos ingresos de entrada altos. Un musical de primer nivel cuesta entre tres y cuatro millones de euros. O sea, básicamente, lo mismo que rodar una película española de presupuesto medio, y el periodo de retorno de la inversión se alarga a unos 18 ó 20 meses. Durante este tiempo, la sala debe tener al menos cubierto, de forma diaria, el 70% de su aforo. Y las entradas, para que los números cuadren, deben superar de media los 30 euros.

Pero claro, hay producciones y producciones. No cuesta lo mismo comprar los derechos de un éxito internacional como High School Musical que optar por una obra más cercana como Aloma, el musical que Dagoll Dagom lanza basado en la obra de Mercé Rodoreda. Una apuesta de 600.000 euros "en la que puedes ganar mucho dinero, pero también perderlo", afirma Anna Rosa Cisquella, productora ejecutiva de Dagoll Dagom y responsable de productos de gran éxito como Mar i Ciel (500.000 espectadores). Una regla no escrita dice que cuanto más cara es la producción menos riesgos se asumen, pues se supone que se trabaja con un producto ya contrastado.

Esta filosofía económica es la que está aplicando Stage Entertainment, principal productora de estos espectáculos en España por facturación (45 millones de euros). En su cartera de presentación conviven éxitos como Cabaret, Mamma mía!, Jesucristo Superstar o La Bella y La Bestia. Y es el exponente de hombre rico dentro del sector. Por ejemplo, Mamma mía! ha estado tres temporadas en cartel en Madrid y dos en Barcelona con taquillas muy buenas, por lo que relativamente pronto se ha podido cubrir su coste: 5,5 millones. Eso sí, tiene que hacer frente a una fuerte estacionalidad. "Los tres mejores meses del año son octubre, noviembre y diciembre", confirma Julia Gómez, directora general de Stage Entertainment España. "El resto son más difíciles".

Pero también es verdad que, para hacer frente a esta estacionalidad, su músculo financiero les permite traer producciones que tienen, en principio, grandes posibilidades de ser un taquillazo. No hay que olvidar que la compra de los derechos de un título internacional de prestigio puede suponer entre el 20% o el 25% del presupuesto del musical y esto está al alcance de sólo unos pocos. Aunque, según el sector, la parte del león se la llevan los gastos de producción de la escenografía y partidas como los cachés de creativos y coreógrafos.

Otro de esos privilegiados del espectáculo es Joan Lluís Goas, responsable ejecutivo de la producción más cara de este género en Cataluña. Cerca de unos 2,6 millones de euros ha costado levantar Spamalot, un musical del mítico grupo cómico británico Monty Python que dirige el Tricicle (Joan Gràcia, Paco Mir y Carles Sans). Goas también ha estado al frente de Grease, quizá el musical cuyos números dan una idea más nítida de la capacidad de generar ingresos que tiene esta industria. Con un coste de producción de 1,4 millones, ha conseguido recaudar 13 millones en sólo dos años a partir de un índice de ocupación del 84%. Y en Madrid, donde se acaba de lanzar, "en venta anticipada ya hay adjudicadas unas 18.000 entradas", asegura Goas.

El musical es un negocio de tiempo y de espacio. Necesita mucho para ser viable y necesita mucho, también, para representarse. Y aquí es donde reside su principal flaqueza. En España no hay muchos teatros que tengan aforos entre 1.800 y 2.000 butacas que ayuden a que estos espectáculos sean rentables. "Además, los precios de los teatros de Madrid son desorbitados", critica Julia Gómez. Y, por si fuera poco, las tan publicitadas nuevas infraestructuras culturales madrileñas no parecen ser la respuesta. "El teatro del Canal no es la solución. Es un espacio cojo; sólo tiene 800 butacas", reflexiona Gómez. A esta situación se suma, en el caso madrileño, la desaparición de los grandes teatros de la Gran Vía, con lo cual encontrar un espacio adecuado se transforma en un verdadero inconveniente.

Sea como fuere, es cierto que nadie tiene una piedra Rosetta con la que descifrar los jeroglíficos del éxito. "Pues al lado de sonoros triunfos hay rotundos fracasos como La Jaula de las locas [Andrés Pajares] o Los Productores [Santiago Segura y José Mota]", advierte el especialista en este género Roberto García.

Resulta evidente que como todo negocio se camina sobre el alambre del riesgo. Sin embargo, hay quien sigue apostando por ellos y lo hace desde producciones que, a veces, desde la butaca del espectador, cuesta trabajo ver musicalizadas. José Velasco y la empresa

Muchoruido han dado forma de musical a Mortadelo y Filemón, y lo hacen con un proyecto muy ambicioso (unos cuatro millones de euros). Velasco es un profesional con experiencia en este mundo, pues fue socio de Stage durante cuatro años y participó en producciones como Cabaret o La Bella y La Bestia. Ahora le pone letra y música a los archiconocidos personajes de Francisco Ibáñez. Al tiempo, la empresa trabaja en la producción de una nueva versión de Carmen, que previsiblemente se estrenará en el mercado estadounidense.

Existen pocas dudas de que el sector está inmerso en un periodo de gran actividad y que cada vez hay más público para un género que no tenía mucha tradición en España. ¿O sí la tenía? "Los musicales de hoy en día son los sustitutos de las antiguas revistas o zarzuelas", comenta Anna Rosa Cisquella. Tanto es así que algunos han visto rápidamente las posibilidades que tiene unir tradición y modernidad. Enamorados anónimos es un musical basado en la copla que prepara para este año el productor José María Cámara. Parte de una inversión superior a los tres millones de euros y espera tener éxito ya que, como señala Cámara, "hay mercado para todo lo que es bueno y conmueve".

<i>Grease</i>, el musical estrenado hace dos semanas en el teatro Nuevo Alcalá, de Madrid, ha vendido ya 18.000 entradas.
Grease, el musical estrenado hace dos semanas en el teatro Nuevo Alcalá, de Madrid, ha vendido ya 18.000 entradas.EFE

Llenazo en las plateas

El teatro se está convirtiendo en un verdadero artista a la hora de salvar crisis. Al menos esta que vivimos y al menos en una ciudad con tanta tradición de plateas como Barcelona. Los números de Adetca (Associació d'Empreses de Teatre de Catalunya) evidencian que la pasada temporada la asistencia a las salas de teatro en la capital catalana aumentó un 20% (403.076 espectadores más). En total, los espectadores alcanzaron los 2.654.862. Lógicamente, esta mayor afluencia se ha convertido en más recaudación en taquilla, que creció un 37% hasta alcanzar los 69,8 millones de euros. Estos excelentes números se explican, sobre todo, por el tirón de los musicales (Mama mia!, Cómeme el coco negro, Cabaret, Grease...). Pero esto no significa que el éxito esté garantizado a corto y medio plazo. "El teatro es cíclico. Son modas. No hay una fórmula que te asegure el lleno", advierte Anna Rosa Cisquella, productora ejecutiva de Dagoll Dagom.

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.

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