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Reportaje:TEATRO

Una farsa en la Casa Blanca

David Mamet compone en Noviembre una sátira sobre la política estadounidense, con el absurdo llevado al Despacho Oval

Javier Vallejo

Háganse cargo. La guerra de Irak se ha encapsulado, el sistema financiero está al borde del abismo, las encuestas dicen que estoy más quemado que la pólvora del Maine y hasta mi propio partido me da la espalda. Me enfrento a la última semana de campaña electoral sin posibilidad alguna de ser reelegido. Bernstein ya ha escrito mi discurso de despedida, y ni siquiera puedo prestar atención a lo urgente, porque mi agenda rebosa de citas inanes: en veinte minutos comparezco ante las cámaras, para indultar a un pavo, por el Día de Acción de Gracias. Pero todavía no he dicho mi última palabra, ni doy la batalla por perdida. Esperen, y verán de lo que es capaz Charles Smith, presidente de Estados Unidos.

Pascual: "Es como si Mamet hubiera dicho: 'Voy a poner a dos timadores en la Casa Blanca a ver lo que son capaces de hacer"
"Para dar la vuelta a las encuestas, Smith necesita las ideas de Bernstein, que es lesbiana y acaba de adoptar una niña china. Es el colmo del cinismo"

Si Smith, protagonista de Noviembre, se dirigiese al público elector, no tendría un solo argumento para pedirle su voto. Ha llevado a su país al borde de la quiebra. En esta farsa endiablada, que se estrena el 10 de octubre en Avilés, David Mamet muestra que las grandes decisiones políticas se toman al dictado de intereses personales. "Los dueños del mundo están más pendientes de sí mismos que de la alta misión para la que fueron elegidos", dice José Pascual, su director, después de un ensayo en el que Santiago Ramos, Cipriano Lodosa, Ana Labordeta, Rodrigo Poisón y Jesús Alcaide han pasado la función de cabo a rabo. Después, Pascual ha empleado media hora en revisar su trabajo: ya sólo falta añadirle una pizca de ironía, afilar alguna intención y pulir detalles. Antes de llegar a Madrid, en enero de 2009 (Teatro Bellas Artes), Noviembre visitará Alicante, Alcorcón, Getafe, Fuenlabrada y Zaragoza, entre otras ciudades.

Pascual se hizo con los derechos de esta comedia antes de que se estrenara en Broadway, el invierno pasado. "Leí el primer borrador, se lo pasé a Santiago Ramos, y luego a Antonio Resines, que se arriesgó a producirla. De haber esperado a ver cómo funcionaba en Nueva York, nos habría pisado los derechos alguna empresa grande". Allí ha estado siete meses en cartel, interpretada a lo W. C. Fields por Nathan Lane, estrella de Los productores.

Después de cosechar en Broadway éxitos como El búfalo americano, con Al Pacino, y Speed-the-Plow, con Madonna, Mamet llevaba largos años estrenando en el circuito off. "Es un comediógrafo raro, imposible de encasillar", dice Pascual. "En Europa se le considera uno de los mejores autores vivos, el mejor en mi opinión, pero no se le programa en los teatros públicos: sus directores no saben qué hacer con él, porque les parece ambiguo ideológicamente. Sus obras producen perplejidad. Las instituciones culturales prefieren a alguien como Tony Kushner, porque dice exactamente lo que desean oír: que Occidente tiene la culpa de todos los desastres. Pero ante Mamet, no saben a qué atenerse. De montar algo suyo, escogen Glengarry Glen Ross, una obra que se puede vender como anticapitalista. Pero, en general, Mamet no es un autor asimilable. Es un marciano".

Noviembre es una comedia aristotélica. Transcurre en veinticuatro horas, en el despacho oval de la Casa Blanca, donde el presidente Smith y Archer Brown, su hombre de confianza, se reúnen para intentar dar un vuelco a los sondeos electorales. "Está en la línea de las buddy movies, comedias protagonizadas por una pareja dispareja de amigos metidos en líos, un género típicamente norteamericano", prosigue su director. "Ahí caben desde las de Abbott y Costello hasta En bandeja de plata, Primera plana y toda la serie protagonizada por Jack Lemmon y Walter Matthau. Es como si Mamet hubiera dicho: 'Bueno, voy a poner a dos timadores en la Casa Blanca a ver lo que son capaces de hacer".

En la intimidad, Smith carece de escrúpulos, odia a los extranjeros y se muestra dispuesto a abjurar de sus ideas si eso le produce algún rédito. "Esta obra es tan popular, divertida y satírica como los mejores late night shows o los dibujos animados de South Park. A raíz de su estreno, Mamet dice que se ha convertido en un escritor de cartoons. El primer acto, con el presidente Smith permanentemente al auricular, me recuerda las conversaciones entre el general Buck Turgidson (George C. Scott) y su amante, al otro lado del hilo, en Teléfono rojo, volamos hacia Moscú".

Desde luego, Charles Smith sería un papel perfecto para Peter Sellers redivivo. "Noviembre también tiene mucho que ver con Wag the Dog (La cortina de humo), película protagonizada por Dustin Hoffman y Robert de Niro, donde Mamet cuenta cómo al presidente de Estados Unidos le montan una guerra en Albania para tapar un lío erótico. Un guión premonitorio de lo que pasaría después entre Clinton y la becaria Lewinsky".

José Pascual, gran conocedor del teatro de David Mamet -lo recibe según va saliendo del horno- ha montado otras dos obras suyas: Oleanna, con Blanca Portillo y Santiago Ramos, en el Centro Dramático Nacional, y El matrimonio de Boston, con Kiti Manver y la Portillo. Ramos ha protagonizado también el estreno español de El búfalo americano, y ha dirigido Speed-the-Plow (Métele caña), en la Abadía. "Por peregrino que pueda parecer, el autor de Noviembre se hace la misma pregunta que Sófocles en Edipo rey, afirma su director: "¿Hay algo que pueda sobrevivir al contacto con el poder?

La respuesta es que no lo hay, porque el poder es la enfermedad. El rey de Tebas descubre que lo que sucede no es que la peste le amenace, sino que él mismo es la peste. El despacho oval simboliza el poder. Y los dos pavos que son llevados allí el Día de Acción de Gracias para que Smith los indulte enferman según los van acercando. También enferma Bernstein, autora de los discursos presidenciales, e incluso hay un brote de gripe aviar. Todo eso es una metáfora. A los héroes de Mamet, lo mejor que puede ocurrirles no es que consigan éxito y dinero, sino que se liberen de la necesidad de conseguirlos. Ésa es su propuesta ética".

Como toda comedia, ésta tiene final feliz. Un final irónico, y paradójico. "Para dar la vuelta a las encuestas, Smith necesita las ideas de Bernstein, que es lesbiana y acaba de adoptar una niña china con su pareja. Es el colmo del cinismo: la derecha, apropiándose de las ideas de la izquierda, porque venden mejor".

Bernstein es el único personaje presentable de la función. "Detrás de su radicalidad, esconde un respeto enorme a las instituciones. Cuando, con su propio cuerpo, intercepta un disparo mortal dirigido a su presidente y éste le confiesa no ser más que un impostor, ella le replica que todos los presidentes lo son, porque el poder reside en el pueblo. Le salva la vida no por ser quien es, sino por lo que representa".

El gran público conoce a Mamet, sobre todo, como guionista de Los intocables de Eliot Ness y de Vania en la calle 42, la película de Louis Malle basada en Tío Vania. "Ni Chéjov ni él gastan la pluma en literatura. Sus obras son, más bien, estructuras de acontecimientos. Ambos se dan cuenta de que lo interesante es lo que pasa en escena, no lo que se dice. De sus personajes no sabemos nada, tenemos que inferirlo".

Una década después de dirigirla, Pascual considera que Oleanna es la gran obra de teatro político de finales del siglo XX. "Es la única que formulaba la gran pregunta del momento: '¿Qué hace una generación antiinstitucional ocupando las instituciones?'. Mamet planteaba su pregunta en el ámbito universitario. De haber nacido en Europa, podría haberla reformulado en el ámbito artístico: '¿Qué hacen las instituciones vendiendo transgresión?'. El autor de Noviembre muestra cómo el poder y quienes lo ostentan se sirven de las instituciones. En ese despacho oval el grado de corrupción es de tal calibre, que sólo puede presentarlo como una farsa. Lo que pasa allí dentro nos hace pensar en el funcionamiento de la Administración estadounidense actual y en lo que está sucediendo en el sistema financiero". -

Noviembre. Avilés. Teatro Palacio Valdés. Día 10 de octubre. Alicante. Teatro Principal. Días 17 y 18. Alcorcón. Teatro Buero Vallejo. Día 25 de octubre. Getafe. Teatro García Lorca. Día 26 de octubre. Cazorla. Día 1 de noviembre.

Ensayo de <i>Noviembre</i>, de David Mamet, con Santiago Ramos, Cipriano Lodosa, Rodrigo Poisón, Ana Labordeta y Jesús Alcaide (de izquierda a derecha).
Ensayo de Noviembre, de David Mamet, con Santiago Ramos, Cipriano Lodosa, Rodrigo Poisón, Ana Labordeta y Jesús Alcaide (de izquierda a derecha).FOTO: JOSÉ RAMÓN AGUIRRE

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Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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