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Reportaje:PEKÍN 2008 | Atletismo

Un gigante desnudo

Gebrselassie se despide después de ganar Bekele los 10.000 metros

Carlos Arribas

Como condenados a no poder salirse de su papel en todas las finales olímpicas, como si el paso del tiempo lo único que hiciera fuera añadir la pátina del clasicismo a las mismas situaciones, los mismos corredores que brillaron en la final de Atenas repitieron ayer, cuatro años después, en un estadio vanguardista, la misma carrera de 10.000 metros con cuatro segundos de diferencia los mismos tiempos, con una pequeña variante el mismo podio, con la misma emoción, la misma despedida, la de Haile Gebrselassie, que regresó de la carretera al tartán para otra final olímpica.

"Las noticias de mi muerte eran exageradas", dijo, recordando a Mark Twain, Gebrselassie, de 35 años, que mejoró en 21s su tiempo de la final ateniense, pero perdió un puesto: terminó sexto en vez de quinto. Ganó, como en Atenas, Kenenisa Bekele, quien ya iguala a dos títulos olímpicos a su compatriota mayor, el atleta que le motivó para superarle. "Es irónico", dijo Gebrselassie, campeón olímpico en Atlanta y Sidney, donde protagonizó el mejor final de un 10.000 que se recuerda, un eléctrico esprint con el keniano Paul Tergat: "Yo me hice atleta para convertirme en una leyenda como Zatopek o Bikila. Y Bekele, para superarme a mí, para ser más grande aún. Y el ejemplo de Bekele, a su vez, me ha servido para tratar yo de ser mejor aún en el maratón...".

De la Ossa, el mejor de los españoles, aguantó hasta que se aceleró la carrera
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Sólo que, enfermo de asma y temiendo que la contaminación de Pekín pudiera agravar su mal, Gebrselassie, plusmarquista mundial de maratón, decidió regresar al 10.000 dispuesto a ser, una vez más, protagonista de un ya visto fascinante en el que todos cumplieron brillantemente con su obligación en el festival africano. Primero, los eritreos, corregidos y aumentados. Si en Atenas sólo corrió Zersenay Tadese, el madrileño, entre tanto vecino etíope, anoche le acompañaron su hermano y otro más. Y si hace cuatro años Tadese consiguió el bronce aguantando hasta el límite el ritmo que impusieron en los segundos 5.000 metros entre Bekele y Shihine, ayer fueron los de Asmara quienes se arriesgaron, quienes marcaron el ritmo hasta morir en el intento, lo que permitió que se aprovecharan los kenianos para sacar del podio al mayor de los Tadese. Por detrás, la pareja etíope controlaba pensando en Gebrselassie en la mejor táctica que permitiera a su gurú despedirse de la pista desde el podio. En Atenas lo intentaron frenando el ritmo en las últimas vueltas para dejarle enlazar; en Pekín, aguantando sus ganas de reventar la carrera hasta el momento inevitable, hasta la última vuelta. Entonces, cuando el viejo les dio el permiso, los dos aceleraron. Bekele, con su estilo habitual, con su velocidad demoledora, cubrió los últimos 400 metros en 53,42s, apenas 1s más que en Atenas. Y Shihine, detrás, también terminó segundo de una carrera que como entonces también fue más rápida en su segunda mitad (13m 13s) que en la primera (13m 48s).

A esos ritmos, Juan Carlos de la Ossa, el mejor de los españoles, aguantó hasta los momentos en que se aceleró la carrera. El africano de Tarancón terminó 17º, y segundo blanco tras el estadounidense Galen Rupp, con una marca de 27m 54, 20s.

"No me arrepiento de haber decidido no correr el maratón pese a que sea la carrera que más magia olímpica conserva", dijo Gebrselassie, quien, terminada la vuelta de honor en compañía de sus compatriotas -Bekele se permitió un gesto de poderío similar al de Bolt-, fue reclamado por el puñado de etíopes que animaron ruidosos. "Hay que ser fiel a las decisiones que se toman, no darles más vueltas". Emocionado, el viejo atleta, que no puede dejar de correr porque por su sangre corre el atletismo pese a que su cuerpo, sus tendones machacados, sus pies que sangran tras cada carrera, le pida un descanso, les envió, entre vítores, una bandera, la que había exhibido en las celebraciones. Sin ella se quedó desnudo, pero gigante, preparado para volver dentro de cuatro años a unos Juegos, al maratón de Londres.

Un momento de la final de los 10.000 metros.
Un momento de la final de los 10.000 metros.ASSOCIATED PRESS
Kenenisa Bekele festeja su triunfo.
Kenenisa Bekele festeja su triunfo.AFP

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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