"Lo mejor de París son las 35 horas. Lo peor, la depresión"
Esto es justamente lo que echa de menos de Madrid: no la ensaladita tibia con foie, setas y judías, o el lomo de bacalao que le acaban de servir en el Hispano, en plena Castellana de Madrid. No exactamente eso. Sino esto: el reservado del Hispano, el cruzar a la carrera desde Nuevos Ministerios con todas las compañeras de lucha, incluidas peperas camufladas, para arreglar el mundo en este viejo restaurante cargado de vida, política y comidas de trabajo con más risas que negocios.