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Oleada de despidos y bajas por la guerra interna del Sindicato Labrego Galego

La candidatura perdedora del congreso acusa de "revanchismo" a Lidia Senra

Revanchismo o estómagos agradecidos. Sindicalismo soberano y libre o vinculado a los intereses del gobierno gallego, especialmente la consellería de Medio Rural. Éstas son, según el sector que se pronuncie, las explicaciones que se facilitan desde el Sindicato Labrego Galego (SLG) para justificar los despidos y bajas voluntarias que se han producido en este sindicato desde que se presentaran dos candidaturas al congreso en el que se consolidó una continuidad oficialista, aunque se hubiera producido el relevo de su cabeza visible en los últimos años, Lidia Senra.

La teoría del "revanchismo", la trasladan, desde el anonimato, alguno de los trabajadores que en su día apoyaron la candidatura perdedora de Xurxo Álvarez y que ahora se sienten "acosados". De hecho, hasta ahora se han consolidado tres despidos (dos en la comarca del Deza y otro en Compostela), que se vinculan con este sector, lo mismo que otros 16 trabajadores que abandonaron desde el congreso, porque se sentían incómodos o aquéllos que a día de hoy se encuentran de baja por depresión.

Dos de los despidos los reconoció el propio sindicato como improcedentes y el tercero se resolverá en el juzgado de lo social. Por el medio aún queda lo que dictamine la inspección de trabajo que actuó, al menos, en dos ocasiones.

El dedo acusador de la candidatura de Álvarez se centra en la anterior secretaria general, Lidia Senra. "Ella abandonó para coger la secretaría de organización y finanzas, con lo cual sigue mandando y controlando; de hecho, no cambió ni de despacho", se apuntó desde el grupo perdedor, en el que también aseguran que la actual secretaria General, Carmen Freire, "no ejerce como tal". Tampoco se libra de las acusaciones el secretario de Relacions Laborais, Manuel Docampo, al que conocen con el apelativo de Doberman y a quien acusan de haber generado "mucha tensión" en la última Dirección Nacional de un sindicato histórico, protagonista desde la Transición, que lideró las tractoradas y que abanderó y acabó ganando batallas tan importantes como la supresión de la "cuota empresarial" o la no construcción del embalse del Gran Suarna.

Mientras tanto, desde el otro lado, el oficialista, Lidia Senra, prefiere no hacer declaraciones, aunque señala en dónde radica el problema de las disensiones: "Aquí hubo un sector que perdió el Congreso y no está por la labor de trabajar en positivo, de ahí que digan este tipo de cosas" sobre el funcionamiento de un sindicato en el que, asegura, "las decisiones no son unipersonales porque es soberano".

Desde el sector ganador no olvidan que al congreso se presentó una enmienda, que luego no se debatió porque no fue incluida, para que el sindicato tan sólo realizara propuestas que pudiera asumir la Administración gallega. De hecho, el secretario de Relacións Laborais está convencido de que detrás de la polémica subyace un intento "desestabilizador" de la consellería de Medio Rural por no haber logrado convertir el SLG en "un sindicato amarillo". Por eso, Docampo no duda en afirmar, aunque con el matiz de que lo hace a título personal, que "ellos" (el sector perdedor) no dejan de ser "estómagos agradecidos de la consellería".

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