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'El día de la marmota' en el Senado

Todos de acuerdo otra vez en reformar la Cámara alta

Pablo Ximénez de Sandoval

Hace ya años que los portavoces parlamentarios en el Senado se parten de risa cuando hablan de las veces que han planteado una reforma de la Cámara alta. Ayer no fue una excepción. Es una pequeña tradición que senadores de todos los grupos políticos se citen en los cursos de verano de El Escorial para hacer una mesa redonda, decir que están todos de acuerdo en reformar el Senado y despedirse hasta el año siguiente. Por ahora, que se sepa, la Cámara ha reformado su entrada principal y ha cambiado la moqueta por parqué.

"Cada vez que empieza una legislatura se plantea la reforma", reconoció el portavoz del PP, Pío García-Escudero. "Desde principios del siglo XX", añadió Isidre Molas, vicepresidente de la Cámara. García-Escudero reiteró que su partido está dispuesto a estudiar la reforma constitucional del Senado, aunque matiza que "no hay que frustrarse", porque no se aprovechan sus posibilidades actuales.

La falta de peso político del Senado es un histórico quebradero de cabeza. A pesar de ser la "cámara de representación territorial", sus funciones y composición lo convierten en la práctica en un duplicado del Congreso pero sin iniciativa ni capacidad de decisión.

Consenso previo

En 2005, el Gobierno encargó un informe al Consejo de Estado sobre las reformas constitucionales, entre ellas la del Senado. El informe del órgano consultivo no fue enviado a la Cámara hasta el pasado mayo. Tanto PP como PSOE tenían prioridades que no eran reformar la Constitución. Ayer, la portavoz socialista, Carmela Silva, habló de la "plena disposición" de su partido, "pero siempre que haya un acuerdo previo entre partidos".

Ya se está buscando ese acuerdo. Con el clima de crispación política muy rebajado, es el PP quien ha animado públicamente al Gobierno a tomar la iniciativa. Por primera vez, no se ha creado una ponencia ni comisión de estudio sobre el asunto. Existe una "ponencia informal", como lo define un portavoz. Hay consenso en que se debe hablar mucho en torno a un café antes de poner nada por escrito. Si se aseguran opciones serias de llegar a buen fin, fuentes de distintos grupos opinan que después del verano se podrían retomar conversaciones oficiales sobre la reforma del Senado, una verdadera pata coja de la Constitución.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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