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La UE apoya el pacto que aboga por la "inmigración escogida"

Andreu Missé

Los ministros del Interior de la Unión Europea apoyaron ayer globalmente el Pacto por la Emigración promovido por el francés Nicolas Sarkozy, presidente de turno de la UE. La última versión del texto presentado por Francia, con apoyo de España y Alemania, supone un endurecimiento de la política europea en esta materia y consagra la "inmigración escogida", en función de las necesidades laborales. El ministro francés de la Inmigración, Integración e Identidad Nacional, Brice Hortefeux, calificó el acuerdo de "un verdadero y total éxito, sin ninguna manifestación en contra".

El texto, que será "enriquecido por la Comisión", como señaló su vicepresidente y comisario de Libertad, Seguridad y Justicia, Jacques Barrot, y aportaciones de otros Estados se aprobará en octubre. El documento reduce la inmigración a las necesidades del mercado de trabajo y endurece la expulsión de los sin papeles, "asegurando la vuelta a su país de origen o a un país de tránsito los extranjeros en situación irregular". También propone "reforzar la eficacia de los controles de las fronteras", "construir la Europa del asilo" y "una asociación global con los países de origen y tránsito".

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Un equipo de juristas, economistas y demógrafos, presidido por Pierre Mazeaud, ex presidente del Consejo Constitucional francés, nombrado por Hortefeux ha criticado "la política de contingentes migratorios limitativos sería sin utilidad real en materia de inmigración de trabajo laboral e ineficaz contra la inmigración irregular".

España ha logrado que se eliminara el contrato de integración y la prohibición de regulaciones masivas y generalizadas. El documento plantea "limitar las regularizaciones a caso por caso y no generales, en el marco de las legislaciones nacionales, por motivos humanitarios o económicos". El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, destacó el cambio que había logrado introducir en materia de lenguas. "El aprendizaje de la lengua", dijo "ha dejado de ser una obligación para el emigrante, (como decía el texto original) a una obligación del Estado, porque es un elemento importante de integración".

El Pacto reclama a cada Estado "fijar el número de inmigrantes" que precisa, como recordó el titular de Interior alemán Wolfgang Schäuble. Además, condiciona la reagrupación familiar a las "capacidades de los Estados" y a la "capacidad de integración y recursos de las familias".

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Sobre el futuro de los ocho millones de inmigrantes sin papeles que hay en Europa, Rubalcaba dijo: "Está en la ley". "Nosotros tenemos una ley que dice que los inmigrantes irregulares deben volver a sus países, y de hecho lo llevamos haciendo y hacemos casi todos los días". "Yo no veo muros alrededor de Europa", respondió Schäuble, a las críticas de que se está convirtiendo Europa en un búnker. Su homólogo italiano, Roberto Maroni, manifestó la máxima satisfacción por el Pacto y la Directiva de retorno porque plantean "una lucha sin cuartel contra la inmigración clandestina".

Para reactivar la UE tras el no de Irlanda al Tratado de Lisboa los ministros acordaron varias iniciativas como la creación de "comisarías europeas" en las zonas turísticas o donde se celebren acontecimientos deportivos. Esta iniciativa, presentada por Rubalcaba, logró apoyo unánime, porque "permitirá a los ciudadanos ser escuchados en su lengua para resolver un problema". También se acordó crear una especie de Erasmus policial, como el de los universitarios para fomentar los intercambios entre los policías.

Rubalcaba y el ministro francés Brice Hortefeux, en Cannes.
Rubalcaba y el ministro francés Brice Hortefeux, en Cannes.AP

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