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El pescado multiplica por cinco su precio en pocas horas

Los armadores no consiguen trasladar el incremento de los costes de producción a los precios del pescado en la lonja. Y ayer lo demostraron en Vigo con un "mercado transparente" organizado a modo de acto de protesta para explicar cómo, en pocos minutos, lo que un intermediario compra a cuatro euros en la lonja llega a venderse por más de veinte a los consumidores finales. José Antonio Suárez Llanos, director adjunto de la Cooperativa de Armadores, echó mano de numerosos ejemplos: "El rape se consigue en subasta a 4,5 euros y en una gran superficie, a escasos tres minutos del puerto, lo adquiere el ciudadano a 17; el pez espada congelado multiplica por cinco su precio; el gallo mediano cuesta tres veces más".

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Peticiones a la UE

Las causas son muchas y muy diversas. Para Manuel Varela Lafuente, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo y uno de los mayores expertos en economía de la pesca, "estamos ante un sector con empresas que, por su dimensión, no tienen capacidad de presión sobre la cadena de distribución. Por una parte, sigue predominando la subasta a la baja y, por otra, en el mercado están entrando grandes cantidades de productos del mar de otros países con un precio competitivo. Esto es normal en economía de mercado, y el sector de la pesca no es distinto a cualquier otro".

Y precisamente contra los peces de acuicultura procedentes de Asia (fundamentalmente panga y tilapia) volvieron a arremeter ayer los empresarios: "Europa, tan exigente con su producción, compra productos alimentados con piensos, antibióticos y hormonas de dudosa procedencia", afirmaron.

La globalización

Para Varela, lo que ocurre es que la globalización está acentuando la indefensión de las empresas productoras pequeñas ante los intermediarios: "Los productores pesqueros no han entrado en los circuitos de distribución de sus productos. Para hacerlo tienen que alcanzar cierta dimensión que les permita operar mejor en un mercado global". Sobre la entrada de pescado de otros países, considera que hay que hacer un esfuerzo para identificar lo que comemos: "Utilizar denominaciones de origen, por ejemplo, es una vía para definir claramente el origen y el recorrido del producto. ¿Cuánto está usted dispuesto a pagar para que le garanticen que lo que compra ha sido cultivado o pescado en condiciones óptimas? Ahí está la clave, en demostrar el valor añadido de cada producto".

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Iniciativas como la organizada ayer por los armadores en Vigo se repetirán los próximos días en puertos como el de Celeiro, en Lugo.

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