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Entrevista:RELANZA TU CARRERA | Carreras & capital humano

Cuando un superior invade competencias

PREGUNTA. Soy director general de la filial española de una multinacional. Desde hace tiempo y para llenar de contenido su puesto en estos días de crisis, el vicepresidente para Europa del grupo interfiere continuamente en mi terreno, hasta el punto de contactar directamente con mis subordinados, a quienes envía correos electrónicos para pedir informes sin siquiera mandarme copia a mí. Mis colaboradores me suelen comentar esos contactos con aparente naturalidad, pero noto que en ellos comienzan a surgir dudas sobre mi posición en la cadena de mando.

He pensado en elevar una queja a la dirección corporativa de la compañía, pero temo generar un conflicto con consecuencias negativas para mí. Pues es una empresa de mentalidad tradicional, en la que no gustan los pulsos por el poder. ¿Cuál es la forma de afrontar la situación sin perjudicar mi carrera? R. M. V. Barcelona

Si peligra su puesto, los directivos se agarran a funciones subordinadas

RESPUESTA. El primer paso que ha de dar es hablar directa y francamente con el vicepresidente de la compañía, haciéndole ver que respeta su posición y quiere ejecutar sus directrices y también que su forma de actuar está creando problemas en la organización, además de confusión entre sus subordinados y un debilitamiento de su autoridad ante ellos.

Su superior comete un error frecuente en muchos gestores: es incapaz de delegar en sus colaboradores, saltándose la cadena de responsabilidad e interfiriendo en la organización de los departamentos. Desconozco si la multinacional para la que trabaja tolera este estilo de gestión intervencionista, si bien en este tipo de compañías predomina el respeto a los procedimientos y las cadenas de mando.

Lo peor del caso es transmitirle a su superior que, al bajar a su nivel, está degradando tanto su liderazgo como el suyo; debilitando ambos ante los demás.

Si de ese intercambio de opiniones no surge una mejora de la situación, debe acudir al jefe más inmediato de ambos, probablemente el CEO europeo o mundial, y exponerle el caso. Seguramente bastará una indicación suya para que se produzca un cambio de actitud. Eso sí, es probable que le controlen con mucha más atención en lo sucesivo.

Visto desde otra perspectiva complementaria, el diagnóstico es que, en tiempos difíciles, los vicepresidentes, ante el peligro de ser redundantes, se agarran como lapas a las responsabilidades del country manager, que es lo seguro. Es el síndrome de pérdida de poder de un directivo. Hay que tener un poco de paciencia en este caso, pues quizás peligra más el puesto de vicepresidente que el de director general de la filial.

Si, con todas estas medidas, no logra enderezar la situación, tal vez haya llegado el momento de que se plantee un cambio profesional. -

José Medina es presidente de Ray & Berndtson España.

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