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Relación impersonal

Desde el mes de septiembre hasta hoy, el incremento de beneficios esperados del sector financiero del S&P 500 para el primer trimestre de 2008 comparado con el mismo trimestre del año anterior ha pasado del 4% al -72%. No es excepcional que se dé un cambio de régimen en los resultados financieros de algunas entidades como el que ha tenido lugar desde el año pasado. Pero las fronteras más difusas que existen en el presente entre los bancos de inversión y las entidades de crédito han determinado que todos se vean arrastrados por la marea subprime y se haya generalizado la crisis financiera. Ello explica el mayor pragmatismo y la búsqueda activa de soluciones sin precedentes que están realizando los reguladores / supervisores de los sistemas financieros anglosajones. Un ejemplo interesante es el canje de títulos líquidos por deuda pública, implementado esta semana por parte del Banco de Inglaterra, una iniciativa que cuenta con rasgos similares a la ya practicada desde hace semanas por la Reserva Federal de Estados Unidos.

La restricción crediticia actual está relacionada con la innovación financiera que ha tenido lugar desde hace más de una década. El ritmo ha sido frenético: es por ello que sólo se han conocido las características más negativas de muchos nuevos instrumentos una vez que ha sido demasiado tarde, como es el caso de aquellos vinculados con el subprime. Lo que es más sorprendente es que éste haya podido hacer tanto daño al sistema, siendo un segmento relativamente pequeño del mercado hipotecario.

En parte se explica porque los activos financieros respaldados por hipotecas, dado el mayor crecimiento que ha experimentado su volumen de emisiones en relación con la deuda pública, han sido un instrumento clave en la captación de fondos en los mercados monetarios (vía operaciones de venta con pacto de recompra, los denominados repos, o llanamente, de obtención de financiación con colateral). Y cuán rápido crece el saldo vivo de las operativas repos en los balances de las entidades financieras determina, aunque sea en el margen, el grado de acomodo de la política monetaria (véanse los trabajos de H. S. Shin). Ello da una idea de lo importante que es la confianza en la calidad de los activos respaldados por hipotecas: la concesión de estas últimas debe de ser activamente regulada.

Aunque las medidas puestas en marcha por los bancos centrales consigan reactivar la liquidez en los mercados, es previsible que el episodio actual afecte a la reputación de más de un participante. Pero, más allá de que funcione o no, ofrece usos alternativos a activos que nadie quiere o se permite aparcarlos hasta el día en que alguien los quiera, el reto es hacer que funcione un sistema financiero impersonal (at arm's length). Éste ya fue analizado en su día por el Fondo Monetario Internacional en su informe bianual de septiembre del año 2006. Se hace preciso hacer un inventario minucioso de las características que lo sustentan. -

Carlos Maravall y Luis Ruiz son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas.

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