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Columna
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Invitación urgente a Gelman

Yo me pensé a Juan Gelman, con una herida de luz en la oscuridad de una dictadura de generales argentinos e ilusionistas, que enlataban carne de hombres y mujeres, con un tiro en la nuca, y la desaparecían por las nubes, por las aguas, por las alcantarillas. Yo me pensé a Juan Gelman viajando por el dolor, y aquí, en estas mismas páginas, hace años, le dejé un aviso envuelto en uno de sus versos, en una de sus certezas: "La furia no me deja solo conmigo. Habrá que recortar la sombra militar". Yo me pensé a Juan Gelman errante por un mundo de silencios, de complicidades, de miedos, de desperdicios, y Juan Gelman empuñó la voz y denunció toda la inmundicia de aquella operación Cóndor que pudría, de tanto asesinato, de tanta tortura, de tanto saqueo, las dictaduras latinoamericanas y la presidencia de Estados Unidos. Y ahora, veo a Juan Gelman vestido de premio Cervantes, en medio de reyes, presidentes, ministros, rectores, pero siempre con la palabra intacta y recia: "(...) Las heridas aún no están cerradas. Laten en el subsuelo de la sociedad como un cáncer sin sosiego. Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia (...)". Por eso, curso esta invitación urgente a Juan Gelman: hoy, en el que fue campo de concentración de Albatera, ahora en el municipio de San Isidro, cientos de personas procedentes de muy diversos lugares, inician unas primeras jornadas de investigación y testimonio, sobre las atrocidades que allí perpetraron las tropas a las órdenes del dictador Franco, sobre miles de republicanos que defendieron la legitimidad, la legalidad y los principios democráticos. Miles de republicanos cosidos por alambre de púas, a una tierra salobre, insalubre, húmeda, erizada de ametralladoras y bayonetas, de hambre, parásitos y desprecio, y bien dispuesta para el sacrificio, el disparo en el pecho y la desaparición.

Si me pensé a Juan Gelman herido de luz en la oscuridad de una dictadura, me lo pienso con otra herida de luz en la oscuridad de cuantos huyen de un pasado que es presente, presencias, ausencias. Y aun pensándomelo así, le curso esta invitación urgente porque es poeta que aguanta y mira por renglones derechos la miseria de quienes se resisten a la recuperación de la memoria histórica. Lo dijo, días, atrás, en el discurso que pronunció en la Universidad de Alcalá de Henares: La memoria histórica es el único camino para construir una conciencia cívica sólida que abra las puertas del futuro. Me pienso que si Juan Gelman escudriñara este País nuestro y se percatara de cómo escurren el bulto, la responsabilidad y el cumplimiento de sus funciones, muchos de nuestros cargos públicos, sentiría el desconsuelo y la angustia de tantos años, y levantaría sus versos contra la muerte y su periodismo contra el olvido. Me pienso a Juan Gelman diciendo, en lo que fue campo de concentración franquista, lo que yo también he dicho con muy parecidas palabras: "Sospecho que no pocos de quienes preconizan la destitución del pasado en general, en realidad quieren la destitución de su pasado en particular". Si eso es así, como sospechamos y parece, apesta. Por favor, tiren de la cadena.

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