Elecciones en Italia
Pareciéndose muchísimo a sí mismo, incontinente en su explosiva mezcla de populismo, simpatía y sentido de la política-espectáculo, Silvio Berlusconi volvió ayer al lugar que perdió hace apenas dos años: el poder. Después de la rotunda victoria obtenida en las elecciones, desgranó las medidas que tomará el Gobierno de coalición con la posfascista Alianza Nacional y la secesionista Liga Norte.
Cittadella, una preciosa ciudad amurallada del Véneto, es un lugar mítico para la Liga Norte. A su joven alcalde, Massimo Bitonci, lo llaman Tolerancia Cero. En noviembre, aprobó una normativa que obliga a los ciudadanos que quieran residir en su municipio a demostrar una renta mínima de 5.000 euros, y a probar que viven en una casa con más de 14 metros por habitante.
La vuelta de Berlusconi a la escena europea fue recibida con aprensión en Bruselas, que recuerda su ineficaz presidencia de 2003, su nominación de un candidato a comisario vetado en 2004 por el Parlamento Europeo, sus gestos y actitudes, incluidos chistes machistas, impropios de la seriedad que se le supone a un primer ministro, y el euroescepticismo de sus aliados de la Liga Norte.
Decenas de miles de estudiantes de secundaria, así como profesores y representantes de las asociaciones de padres de alumnos, se manifestaron ayer por sexta vez en un mes en Francia. París acogió la mayor de las manifestaciones contra la reforma del sector público y la reducción del número de funcionarios, que comportará el año próximo la supresión de unos 11.200 puestos de trabajo...
Los insurgentes lanzaron ayer ataques terroristas en cuatro ciudades de Irak, matando al menos a 70 personas en tres de ellas y causando heridas a docenas. El más sangriento se produjo cerca de un edificio del Gobierno y la sede de un tribunal situados en el centro de Baquba, capital de la provincia de Diyala.
Puntual hasta el segundo, Benedicto XVI aterrizó ayer a las cuatro de la tarde (diez de la noche en la España peninsular) en la Base Aérea de Andrews, a las afueras de Washington, donde fue recibido por George W. Bush, su esposa y Jena, una de las dos hijas de ambos.