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Reportaje:La crisis inmobiliaria pasa factura

Seseña, capital del fiasco inmobiliario

El parón urbanístico hace del sueño de El Pocero una ciudad fantasma

Natalia Junquera

Una maraña de grúas mustias, en reposo, planea sobre la macrourbanización de Francisco Hernando, Paco El Pocero, en Seseña (Toledo). Tras la pomposa entrada, con un retorcido monumento y el nombre del constructor en letras doradas, aparece una ciudad fantasma. Las persianas de las miles de viviendas están selladas a cal y canto. Apenas hay coches ni personas, y las que hay provocan un inquietante eco sólo con el ruido de sus pasos. La conversación de móvil que una mujer mantiene desde el balcón del cuarto piso de un bloque de casas se convierte, en mitad de nada y de nadie, en un tranquilizador escándalo. Las calles, bautizadas con nombres de pintores, están sembradas de bancos relucientes en los que nadie se sienta y de señales de tráfico que obligan a ceder el paso. ¿A quién? El único signo de vida omnipresente son los carteles de Se vende. Cuelgan de cada fachada y no los ha puesto el constructor, sino sus compradores. Un ejército de especuladores de carne y hueso, la feroz competencia.

La mayor parte compró una vivienda para vivir de ella, no en ella
El promotor quería construir 13.508 casas, pero sólo tiene licencia para 5.096
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"Te lo rebajo a 203.000 euros. La promotora lo vende por 10 millones más, ¿eh? Yo pierdo dinero. A mí me costó hace tres años 10.000 euros más de lo que te pido. Tengo prisa, muchísima prisa por venderlo", confiesa Santiago al otro lado del teléfono, tras bajar en 6.000 euros el precio en el primer minuto de conversación. Vende un piso de 109 metros cuadrados en el que nunca pensó vivir. "Lo compré como una inversión. Tengo otros dos chalés en Madrid. Le pagué a El Pocero los 3.000 euros de entrada y una letra de 645 euros al mes durante tres años, pero ahora el banco no me concede la hipoteca para pagar lo que me queda porque dice que tengo dos casas más y con mi nómina no se arriesgan", explica.

También tiene tres casas Ian, de 41 años. En las dos que ha comprado en el residencial Francisco Hernando acaba de poner un cartel: Se alquila o se vende. Él vive con su mujer y sus dos hijas en Rivas Vaciamadrid. "El ático, de 210 metros cuadrados, y el piso, de 164, los compramos por 45 millones cada uno. Ahora vendemos por 54 porque la promotora los vende por 55. Todos pensábamos que esto era el chollo del siglo. Hay gente aquí que ha comprado 10 pisos. Yo compré estos dos para que mis hijas pequeñas tengan la vida solucionada".

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Y mientras, en la oficina de ventas de Onde 2000, la empresa de El Pocero, cuatro empleadas, sentadas en torno a la mesa de una de ellas, pasan el rato. Nadie quiere hacer declaraciones. No hay clientes. La cosa pinta mal para los planes de Hernando de levantar 13.508 viviendas en este secarral de Seseña, multiplicando por seis la población del municipio. Ya tienen licencia de primera ocupación 2.536, pero sólo hay 750 personas censadas en la macrourbanización. Cuando la mayor parte de los compradores de El Pocero adquirieron su vivienda, no lo hicieron con la intención de vivir en ella, sino de ella. Pero la inversión en el ladrillo ha dejado de ser "el chollo del siglo". Los bancos han cerrado el grifo. La concesión de hipotecas ha bajado un 25% en el último año con la crisis financiera, según el INE, y sin créditos es imposible comprarse una casa.

"La desconfianza de los bancos y la falta de liquidez han frenado la demanda. Y hay un claro exceso de oferta porque el momento en el que un promotor decide construir queda ya muy lejano a todo esto, se remonta a 2005 o 2006. Hay promotores de zonas turísticas de la costa que llevan siete meses sin vender un piso. El exceso de oferta se traduce en una desaceleración de los precios. Y la gente no compra porque piensa que pueden bajar más", explica Julio Rodríguez, ex presidente del Banco Hipotecario.

El precio de la vivienda bajó de enero de 2007 a enero de 2008 un 3,08%, tras haber subido una media del 12,8% en los seis años anteriores. 2003, el año en que El Pocero puso en marcha su urbanización, fue el año del pico de los precios: subieron un 18% respecto al año anterior. "Tardará años en vender lo construido y seguir con el plan de 13.000 casas sería suicida", opina Rodríguez. "Ha construido al margen de la demanda, de los puestos de trabajo, de la disposición de agua y de transporte... Tal y como está diseñada, esta urbanización iba más encaminada a inversores que a gente que quisiera vivir allí, pero los que compraron lo hicieron con unas expectativas de revalorización que ahora no existen. Seseña es el símbolo de los excesos urbanísticos del periodo anterior".

El Pocero rechazó hacer cualquier declaración a este diario.

Carlos y Yolanda confían en que vayan llegando más vecinos, pero hoy sus hijos, de 12 y 6 años, tienen pocos niños con los que jugar. "Yo estoy contenta. En el colegio que iba antes, el mayor suspendía siempre y ahora lo está aprobando todo", dice Yolanda. Compraron un piso de 121 metros en el residencial Francisco Hernando por 40 millones (240.404 euros). "Este piso es imposible en Madrid", asegura Carlos. Pero a costa de algunos sacrificios. Carlos hace 50 kilómetros cada día para ir a trabajar. "Yo me quedo encerrada porque no tengo coche y aquí sólo llega un autobús a primera hora de la mañana y otro por la tarde". El pan se puede comprar en el único bar de la urbanización. Pero si un día falta azúcar, hay que hacer 11 kilómetros hasta el comercio más cercano.

De momento, El Pocero tiene licencias para edificar 5.096 viviendas, y mucho tienen que cambiar las cosas para que el resto, hasta 13.508 que pretende construir, la consigan. "No damos más licencias porque faltan infraestructuras y agua y hay una línea de alta tensión que pasa por la zona y habría que desplazar. Tenemos que ejercer cierto control para no poner en peligro las necesidades de los ciudadanos. Ningún municipio puede asumir un aumento poblacional tan grande en un plazo tan corto", señala el alcalde de Seseña, Manuel Fuentes (IU), el azote de El Pocero, que le ha puesto seis querellas.

"Tiene su temperamento, pero es un gran hombre", dice del constructor alguien que le conoce muy bien. "Llevo 20 años trabajando con don Francisco. Desde que empezó a construir en Boadilla [Madrid], me ha dado trabajo en todas las obras que ha hecho", señala José Antonio, mientras recorre con una escoba y un cubo las calles desiertas de la urbanización. "Me levanto a las siete de la mañana y termino a las siete de la tarde, porque soy el único empleado de limpieza. Estoy muy agradecido. Con lo que me paga pude comprar aquí un piso para vivir con mi mujer y mis tres hijos. Yo sólo creo en dos cosas, en Dios y en don Francisco".

Varios bloques de viviendas, la mayoría vacías, del residencial Francisco Hernando, en el pueblo de Seseña (Toledo).
Varios bloques de viviendas, la mayoría vacías, del residencial Francisco Hernando, en el pueblo de Seseña (Toledo).CRISTÓBAL MANUEL
Un propietario coloca un cartel de venta o alquiler en la fachada de su vivienda.
Un propietario coloca un cartel de venta o alquiler en la fachada de su vivienda.Cartel de venta o alquiler en una fachada

Crisis inmobiliaria

- La concesión de hipotecas ha bajado un 25% en el último año.- El precio de la vivienda descendió un 3,08% en 2007, tras una subida media del 12,8% en los seis años anteriores.- En Seseña, El Pocero preveía construir la urbanización más grande de España, con 13.508 viviendas. Sin embargo, sólo 5.096 casas tienen licencia de edificación, y únicamente se han censado en este conjunto residencial 750 personas.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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