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Signos

Wilson y sus criaturas de otro mundo

El estreno de 'La dama del mar' fascinó al público del teatro Lope de Vega

Margot Molina

A Bob Wilson no le gustan los compartimientos estancos. Concibe el hecho teatral como un todo, como una experiencia universal que debe ser entendida por cualquier espectador, aunque provenga de otra cultura totalmente distinta a la occidental.

Su receta es, desde hace 40 años, la creación de un lenguaje visual que unifique todos los elementos sobre el escenario, sin que uno tenga más importancia que otro. Y su capacidad para conseguirlo la demostró, una vez más, el pasado miércoles en el teatro Lope de Vega de Sevilla, en el estreno de La dama del mar, un texto de la desaparecida Susan Sontag basado en una obra de Henrik Ibsen.

Ángela Molina y Manuel de Blas protagonizan el texto de Sontag

La obra, que podrá verse también hoy en Sevilla y estará en Madrid del 27 de marzo al 27 de abril, fascinó al público del teatro Lope de Vega por su poética puesta en escena, su coreografía y el trabajo limpio y preciso de los actores.

El norteamericano Bob Wilson, uno de los grandes creadores de la escena internacional, firma no sólo la dirección del espectáculo, sino también la escenografía y la iluminación. La música, parte fundamental en todos sus montajes, es de uno de sus colaboradores habituales, Michael Galasso, y el sobrio y elegante vestuario, de Giorgio Armani. Precisamente la música, en la que el ruido de las olas y los graznidos de las gaviotas se convierten en instrumentos para el compositor, fue uno de los aspectos más alabados por el público. Los asistentes apreciaron también la sincronía de esa música con la cuidada y bella iluminación, y los efectos de una escenografía de la que fueron saliendo elementos que desaparecían después como por arte de magia.

Bob Wilson, quien ha estado ensayando con todo el equipo en Sevilla desde finales de febrero, cuenta la historia de una criatura extraña, "quizás una sirena", como apuntó el pasado viernes en la presentación del espectáculo.

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Esa mujer, encarnada por Ángela Molina, es Ellida, una joven hija de farero que se ha criado libre junto al mar de Noruega y que al morir sus padres se ve obligada a casarse con un viudo mayor, papel que interpreta Manuel de Blas, que tiene dos hijas.

El director presenta a sus personajes como sombras chinescas o marionetas balinesas, para después hacerlas hablar de forma grotesca, a veces histriónica. El texto de Susan Sontag habla de libertad, del miedo a afrontar la propia libertad de una mujer que se crió asilvestrada y se siente oprimida por las normas de la sociedad.

Las actrices Lara Grube y Carlota Gaviño son las hijas del médico viudo, pero el público las identifica en cuanto salen a escena con las hermanastras de Cenicienta. Los parsimoniosos movimientos contrastan en ocasiones con el texto que se dice rápidamente. Es como si Wilson quisiera poner al espectador en la piel de una sirena, alguien de otro mundo que contemplaría a los seres humanos de forma distorsionada.

La producción, en la que ha participado el teatro Lope de Vega junto a Elsinor y Change Performing Arts y el Centre d'Arts Escèniques de Reus, era una de las más esperadas de la temporada y no ha defraudado. Bob Wilson ha conseguido trasladar a Sevilla la sal y la frialdad del mar noruego.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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