_
_
_
_
_
Crónica:27ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Por supuesto, Raúl

En otra actuación mediocre, el Madrid se salva ante un inocente Espanyol gracias al gol 200 de su capitán

Doscientos goles después, Raúl volvió a sostener a un Madrid que está de rebajas, que sobrevive bajo mínimos, sin un solo detalle que le haga reconocible más allá del empeño de sus dos capitanes, Raúl y Guti, en impedir su derrumbe. Ayer, de nuevo, como toda la vida, Raúl se hizo presente cuando el equipo le llamaba a gritos, llorando casi, cuando Guti ya no daba abasto. El 14 intentó de todas las maneras posibles que el equipo gobernara el partido. No lo logró más que cuando tuvo a Sneijder a su lado. Entonces, sólo entonces, el equipo dejó de dar grima. Lo demás, por 200ª vez en la historia de la Liga, quedó en manos de Raúl.

Es un equipo cansino el Madrid. Contemplar a Baptista en el centro del campo, acarreando el balón, intentando avanzar con él, con ese aire paquidérmico que le acompaña cuando anda lejos del área rival, da cierta grima. Porque el Madrid ha perdido la gracia. Podrá ganar o no, dependiendo en buena medida de la inspiración rival. Pero el equipo no provoca el más mínimo entusiasmo. Así lo certificó el Bernabéu, que volvió a ser lo más parecido a un teatro hasta que Raúl agitó a las masas.

REAL MADRID 2 - ESPANYOL 1

Real Madrid: Casillas; Torres, Pepe, Heinze, Marcelo; Guti, Diarra, Baptista (Sneijder, m. 62); Higuaín (Soldado, m. 74), Raúl y Robinho (Drenthe, m. 46). No utilizados: Dudek; Gago, Balboa y Saviola.

Espanyol: Kameni; Zabaleta, Jarque, Torrejón, David García; Moisés, Lola; Valdo (Coro, m. 68), Luis García, Riera (Ewerthon, m. 82); y Jonathan (Tamudo, m. 64). No utilizados: Lafuente; Serrán, Chica y Ángel.

Goles: 0-1. M. 29. Valdo, solo, cabecea en el segundo palo. 1-1. M. 42. Higuaín remata un pase de Marcelo. 2-1. M. 72. Raúl, de penalti.

Árbitro: Muñiz Fernández. Expulsó a Tamudo, por doble amarilla, al protestar tras el pitido final. Amonestó a Zabaleta, Moisés, Drenthe, Jarque, David García y Lola.

Unos 65.000 espectadores en el Bernabéu.

Los de Valverde dejaron el trabajo a medias. Sin motivo aparente se frenaron
Guti fue constante, aunque muchos compañeros no hablaran su idioma
Más información
"Hemos sacado el carácter"

El Madrid tiene momentos calamitosos. Muchos, además. Un simple centro bombeado, por ejemplo, como aquéllos dos del Betis hace unas semanas, como los otros dos que le envió el Roma el pasado miércoles, pueden provocar el caos total en su defensa. No sabe el equipo defender un centro diagonal, un balón que le llegue al área, de lado a lado. A los siete minutos, Valdo, en el segundo palo, ya le había comido la moral, y el sitio, a Marcelo y había cabeceado fuera. Nadie se dio por aludido en el Madrid. Y el que menos, Marcelo, un futbolista que supone un problema. Porque este equipo no puede permitirse el lujo de tener un lateral que no sepa defender, a no ser que se llame Roberto Carlos. Avisó Valdo, sí, pero nadie que vistiera de blanco se enteró. Así que unos minutos después, el Espanyol probó de nuevo. Luis García sacó un córner en corto, desde la izquierda, sobre Lola, que le devolvió la pelota. Aquél sacó el centro, que se fue aproximando a la portería, rumbo al palo más alejado, por donde apareció Valdo en la soledad más absoluta.

Enmudeció el Bernabéu. Y lo hizo porque la falta de confianza en el equipo empieza a ser crónica. Era el momento del Espanyol, que tenía el partido en la mano, con el Madrid apenas balbuciendo su inescrutable fútbol. Pero los de Valverde dejaron el trabajo a medias. Sin motivo aparente frenaron su ímpetu, asustados no se sabe por quién. Le dio el Espanyol aire al Madrid y ahí encontró su penitencia. Porque Pepe puso orden en defensa y Guti fue constante en su empeño de tocar y tocar, aunque muchos compañeros no hablaran el mismo idioma. Y como el Madrid hace daño con toser al rival, pues bastó que Marcelo acelerara y sacara el centro, asunto sin duda complicado para él, lo que provocó que Higuaín marcara con la rodilla.

Poco había hecho el Madrid para empatar, pero ahí estaba, vivo, con el partido de cara, con Baptista, por fin, asomándose por los aledaños del área rival, donde deja cierta sensación de pánico. Pero el partido era de una insipidez mayúscula. Y al Espanyol, a qué negarlo, tampoco le acababa de disgustar el empate, aunque Valverde sacara a escena a Tamudo, ovacionado como ninguno.

A Raúl, en cambio, sí le disgustaba el empate. Por eso se empeñó en recibir el balón, y en llevarlo arriba, y en entrar en el área, y en que Jarque le persiguiera, y en que se quedara atrás, y en que le agarrara, primero fuera, luego dentro. Se empeñó Raúl, en fin, en que el árbitro juzgara aquello como penalti. Y se empeñó en marcarlo. Doscientos goles después, el capitán del Madrid volvió a empeñarse en salvar a su equipo, en repetir la historia interminable, la de toda la vida, la que dicta él, Raúl, siempre Raúl.

Raúl, el futbolista español más popular

Raúl celebra su gol, el del triunfo del Madrid.
Raúl celebra su gol, el del triunfo del Madrid.ÁLVARO GARCÍA
Tras la eliminación europea, los de Schuster remontan en el Bernabéu y dejan la presión en BarcelonaVídeo: CNN+

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_