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Los industriales caen en el pesimismo

El 'termómetro' de opinión del sector desciende al nivel más bajo en 5 años

El optimismo de los industriales catalanes sobre la marcha de sus negocios se desinfla a marchas forzadas, aunque el sector industrial se mantiene por ahora lejos del bache que vivió en la primera mitad de esta década. El último indicador de clima industrial (ICI), correspondiente a febrero y termómetro oficial del estado de ánimo de los empresarios de un sector llamado a relevar a la construcción como puntal de la economía, arroja un resultado negativo del -9,6. Este resultado es peor que el de enero, que el de febrero de hace un año y, en realidad, que todos los resultados registrados en los últimos cinco años.

"No se puede negar el deterioro de los últimos meses y que los empresarios no ven el panorama tan confiados", señaló ayer Joan Miquel Hernández, director del Observatorio de Prospectiva Industrial de Cataluña.

El indicador de clima industrial resulta de combinar las opiniones de los industriales, en este caso catalanes, sobre cómo evolucionan sus respectivas carteras de pedidos, sus existencias de productos acabados y sobre las tendencias de la producción. El ICI correspondiente a España es igualmente negativo (-6,5), aunque no tanto como en el caso de Cataluña, donde el tejido industrial es más tupido.

El ánimo del comerciante

Pese al dato sobre la perpepción de crisis, la haya o no, Hernández subrayó que "la situación es buena" y pidió "un poco de perspectiva". El producto interior bruto (PIB) industrial, la generación de riqueza que corresponde a la industria, se estancó (y llegó a ser negativa) entre 2002 y 2005. En 2006 se recuperó y creció el 2,6%. Esta recuperación fue perdiendo gas trimestre a trimestre en 2007; en el último, el crecimiento quedó en el 1,5%. "No está mal si miramos el conjunto del año y si recordamos el pasado. Veremos qué pasa en 2008", añadió.

Con las exportaciones creciendo al 7% y una expectativa de inversión industrial para este año del 5,1%, "no ha lugar al pesimismo", añade, aunque la inversión fue del 6,7% en 2006.

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A diferencia de la industria -que pesa más en la economía-, en el comercio el estado de opinión todavía es positivo, pero los comerciantes tampoco escapan del retroceso del consumo. Al cierre de 2007, último dato disponible, el indicador de clima en el comercio urbano fue positivo, pero desde el nivel (el 10,8) más bajo de todos los consultables en la web de Idescat, que se remonta hasta 1999. Hace un año, este indicador era cuatro veces superior. "La contracción del gasto de los hogares llega a las tiendas, pero lo que importa es que, pese a la percepción, las ventas en el comercio al detalle en 2007 aumentaron (el 4,4%) y que las expectativas para los próximos seis meses son más positivas", comentó Jordi Carbonell, subdirector general de Desarrollo de Comercio y Artesanía.

Los peor parados

"Un clima industrial negativo es normal", opinaba ayer Josep Torrents, presidente de la asociación AMEC, con 500 empresas exportadoras de maquinaria, la mayoría catalanas. Torrents, que ha alertado de la pérdida de fuelle de la economía catalana, distinguía la inquietud de las empresas según su mercado.

"Las que venden al mercado español notan el frenazo de la desaceleración del consumo", declaró, "pero seguro que hoy están mejor que tras la crisis de 1993". Las que venden a Europa no lo tienen mal, salvo que la mayor inflación en España y las lógicas compensaciones de salarios "merman su competitividad". Las peor paradas son las que venden fuera de la UE, castigadas por la revalorización récord del euro frente al dólar, salvo si tienen fábricas en países terceros. "Producir en Europa y vender en el área dólar es un drama", dijo.

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