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Las nevadas no mitigan la sequía de las cuencas internas catalanas

Las precipitaciones caídas esta semana sí reavivarán el sistema del Ebro

La nieve, para esquiar. El temporal que ha afectado al norte de Cataluña a lo largo de esta semana apenas servirá para reavivar el cauce de los ríos. Pese a la espectacularidad de las nevadas, ni su intensidad ni las condiciones meteorológicas han sido las idóneas para que los copos acaben traduciéndose en agua embalsada.

El impacto de las borrascas en los embalses de las cuencas internas catalanas, las más aquejadas por la sequía, será anecdótico. La cuenca del Ebro, en cambio, sí puede ver acrecentadas sus reservas aproximadamente en un punto porcentual, según estimaciones del Instituto Nacional de Meteorología (INM). Están en el 37% y podrían subir hasta el 38%.

Los ríos de la cuenca del Ebro aumentarán su caudal en un 10-15%
Las nevadas en el Prepirineo fueron más espectaculares que efectivas

Cayó nieve en el Prepirineo catalán, pero fue una borrasca más espectacular que efectiva. "Fue llamativo porque ha nevado muy tarde [entrado el mes de marzo] y en cotas muy bajas. Pero la repercusión será escasa", apunta Antonio Conesa, responsable de la división catalana del INM. Está por ver -la Agencia Catalana del Agua dijo ayer que el lunes presentará su cálculo de incidencia de las nevadas- si el Ter puede haberse beneficiado de las pocas precipitaciones que cayeron en su área de influencia. "Pero hablamos de nevadas muy escasas, que pueden notarse en el río, pero difícilmente en las reservas embalsadas", concluye Conesa.

La agonía de las cuencas internas catalanas, concretada en el sistema Ter-Llobregat -principal fuente que nutre al área metropolitana de Barcelona y a un 80% de la población-, sigue su camino hacia la situación de emergencia. Ésta se decretará cuando las reservas crucen el umbral del 20%. Ayer, estaban al 21,71% de su capacidad. La nieve, que se consideró un punto de apoyo importante para afrontar la sequía, también ha fallado. "Por ahora tampoco se prevén más nevadas importantes a corto plazo", apunta el INM. Tampoco ayudó el viento, con potentes rachas que superaron los 150 kilómetros por hora en las comarcas del Berguedà y el Pallars Sobirà, y los 130 en el Alt Empordà y la Alta Ribagorça. Técnicos de la ACA lamentaron que estos fuertes vendavales no ayudan a concentrar las reservas hídricas acumuladas por la nieve, también mermadas por la evaporación.

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Las nevadas se concentraron en la zona norte de los Pirineos catalanes, que desembocan en el sistema del Ebro que riega las provincias de Lleida y Tarragona. Las fuertes precipitaciones registradas en la Vall d'Aran y en el Pallars Sobirà sí reavivarán los ríos y, en menor medida, las reservas. "Calculo que pueden crecer hasta el 1%", explica Julio del Valle, consultor de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Los ríos pueden ver aumentado su caudal "en el 10 o el 15%", según del Valle. "No es mucho, pero en tiempos de sequía...", remata. Las nevadas, pese a que no han sido copiosas, serán muy positivas ya que la cuenca del Ebro mantenía ayer la situación de alerta. Los ríos catalanes más afectados son el Segre y el Noguera Ribagorçana, que mantienen severas restricciones para regadíos, en espera del deshielo.

Sin aires de Levante

Malos vientos para Cataluña. El temporal de esta semana vino con aires del norte, que son vientos con bajas temperaturas y poco húmedos. Al ser fríos, pueden generar nevadas en cotas bajas, pero de poco calibre. En Aragón, por ejemplo, nevó a 400 metros de altitud. Llama la atención, pero la cantidad de agua que aporta es pequeña.

El miércoles, el temporal cambió, para peor. Entraron vientos del noreste, procedentes del continente europeo. Al no tocar el mar, estos vientos son todavía más secos, y las precipitaciones desaparecieron. La ola de frío fue invernal, pero sin agua.

Para activar las cuencas internas catalanas, los expertos vaticinan un antídoto que no llega: los vientos de Levante que, cargados de humedad proveniente del mar Mediterráneo, aportarían aguas abundantes y de forma continuada en toda la franja de la costa oriental española. Pero hace demasiado que no sopla.

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