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LA CALLE | De noche
Columna
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Brujas y divinos

En el Eixample pijo todavía quedan algunas joyas que sobreviven entre una multitud de locales insípidos -bares de diseño, pubs ingleses y franquicias extranjeras- siempre concurridos por las alegres y poco exigentes masas de turistas. Menos mal que todavía quedan refugios como Les Gents que j'aime, uno de esos locales íntimos y seductores ideales para abandonarse sin mirar el reloj.

En sus inicios fue frecuentado por la gauche divine, aquellos artistas e intelectuales de buena familia que se reunían en torno a unas copas de whisky para hablar de sexo, política y libertad. "Venía gente de la bohemia para charlar y beber. Y a veces montaban orgías", recuerda Eduardo Ríos, propietario del bar desde hace 25 años.

Les Gents que j'aime permanece exactamente igual desde que abrió sus puertas en 1967. Sólo ha desaparecido la gran cortina roja tras la que aquellos jóvenes idealistas se sumergían en sus libidinosas actividades. "La quité porque esto parecía un puticlub", bromea Eduardo. Mientras habla de las bondades del local y de las celebridades que por allí se dejan caer, una voz femenina le interrumpe desde una mesa cercana: "Este bar tiene duende". Habla Montse, una echadora de cartas que cada tarde se sienta en su reservado a la espera de que se acerque algún cliente interesado en saber su futuro.

No le va mal, pero admite que el negocio ha pegado un bajón. "Antes podía vivir sólo de esto, pero ahora tengo que compatibilizarlo con otro trabajo en una escuela para disminuidos. La televisión y el teléfono son una competencia atroz para los que nos dedicamos a este trabajo de cara al público", explica Montse. ¿De verdad predice el futuro?, le pregunta el escéptico periodista. "Analizo el presente de la persona para luego orientarle sobre cómo encaminar mejor su futuro. Doy consejos, no emito sentencias", responde.

- Lo más: La música lounge, la luz tenue y las conversaciones en voz baja.

- Lo menos: No corren buenos tiempos para el tarot.

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- Dirección: Les Gents que j'aime. València, 286.

jbauza@elpais.es

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