Las epístolas infernales de Céline
"¡No!, ¡no! No se pueden dejar ni los más pequeños detalles. ¡Los quiero todos! La más ínfima coma me apasiona". Así comienza una de las primeras cartas que Louis-Ferdinand Céline (1894-1961) dirigió a Maria Canavaggia (1876-1976), la que fuera su fiel secretaria personal desde 1936 hasta poco antes de la muerte del polémico y extraordinario autor de Viaje al final de la noche. "Desconozco el capricho y odio el acomodamiento beato. Basta".