ELECCIONES 2008
| Primer debate de los tres líderes
Desde el primer minuto quedó claro que la combinación de política estatal y gallega en el mismo menú iba a dejar demasiado margen a los protagonistas del debate para sortearse sin peligro. Alberto Núñez Feijóo, el presidente del PP, arrancó serio, muy serio. Se diría que enfadado.
Fue un debate sin momentos de gran tensión, sin ataques personales y hasta con muy pocas interrupciones. Los dos socios del bipartito de la Xunta no escenificaron la menor fisura entre ellos, incluso en asuntos como el Estatuto de Autonomía o las inversiones del Estado en Galicia, susceptibles de ofrecer visiones distintas entre socialistas y nacionalistas.
"Tivemos que vir andando", dijo Anxo Quintana al llegar, marcando cojera, al monasterio. Era la excusa que traía para justificar, ante los directivos de la cadena, ese retraso de 17 minutos que mantuvo en vilo a socialistas y nacionalistas. Luego, dentro, la versión oficial del BNG fue que el vicepresidente, acompañado de Teresa Táboas y Suárez Canal, quedó encallado en un atasco.
La división comienza a ser cosa cotidiana en la Federación Galega de Municipios y Provincias (Fegamp), sometida a la presión de sus diferencias con el sector nacionalista de la Xunta. Ayer se trasladó a la Comisión Galega de Cooperación Local, organismo que sometió a votación el anteproyecto de ley de servicios sociales promovido por Vicepresidencia.
En Aranga, una pequeña localidad coruñesa de valles y bosques frondosos y con apenas 2.200 habitantes, la indignación vecinal ha subido varios peldaños después de que ayer su alcalde, Manuel Brañas (PP), despachase en cinco minutos el pleno municipal convocado para explicar el macroproyecto de urbanización que negoció en secreto con el empresario del sector del juego José Collazo Mato.
La intervención directa del entonces conselleiro de Pesca, Enrique López Veiga, del PP, impidió en febrero de 2005 que se ejecutara una orden de derribo y una multa de 3 millones de euros contra la inmobiliaria Construcuatro por invadir la zona de servidumbre marítimo-terrestre en Sanxenxo.
DANIEL SALGADO | Santiago
Editores y escritores defienden, junto a Ánxela Bugallo, la feria de La Habana