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ELECCIONES 2008 | Campaña electoral

ERC desempolva el antagonismo visceral con el PP para amarrar a su electorado

Àngels Piñol

O nosotros o ellos. O el voto para una formación que presiona para el avance social y de construcción de Cataluña o la vuelta a la derecha más cavernícola. Si los socialistas tienen como lema Si tú no vas, ellos vuelven, la estrategia de Esquerra es pareja. El partido independentista defiende que es el único capaz de plantar cara a la derecha "más rancia y carca" porque hay otras fuerzas, como la socialista, muy capaz de pactar los grandes temas de Estado o de arrugarse ideológicamente ante el PP. "Sólo nosotros actuamos allí libres de complejos. ERC es la auténtica pesadilla de Rajoy. Aunque sólo sea para frenar al PP, vale la pena votar a Esquerra", dijo Joan Ridao, candidato por Barcelona en un mitin en el Museo Comarcal de Igualada ante unos 150 militantes. Ridao desempolvó así la radical oposición al PP que tanto éxito electoral reportó a ERC en las elecciones de 2004.

Las provincias de Lleida y Girona son, junto con Guipúzcoa, las únicas que no tienen representación popular. Josep Lluís Carod Rovira, consejero de la Vicepresidencia del Gobierno catalán, las suele comparar a la aldea gala de Astérix y Ridao remarcó que es clave mantener ese privilegio.

"Cuando Esquerra es fuerte, el PP no existe", dijo el candidato, que advirtió de la posibilidad de que ese PSOE que siempre pierde todas las batallas ideológicas ante los populares se acabe arrugando como cuando les apoyó en la cuestión lingüística en Valencia. "Los dos siempre están de acuerdo en la unidad de España y no sería de extrañar que ante el futuro hagan una gran coalición contra los intereses de Cataluña", dijo. Fue entonces cuando pidió que, en ese supuesto, el PSC rompa la disciplina de voto y especialmente si el socialista José Bono presenta su candidatura a presidente del Congreso. "Que diga Chacón qué haría ante esa posibilidad", le animó.

Por la mañana, en Barcelona, ante el monumento del abogado Francesc Layret, asesinado en 1920 por unos pistoleros tras la detención masiva de unos sindicalistas, Ridao presentó sus propuestas para mejorar las condiciones de los trabajadores, que pasan principalmente por aumentar el salario mínimo interprofesional a 1.000 euros a cambio de ofrecer bonificaciones fiscales a las empresas. Tras la época de bonanza, el candidato, que fue interpelado por unos estudiantes de la Ramon Llull, advirtió de que la recesión económica puede dejar a 250.000 personas en el paro el próximo año y medio. Sin embargo, consideró que ese número se puede paliar con el repunte de la obra pública con los 50.000 pisos previstos en el Plan Nacional de la Vivienda.

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