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El 'rapto exprés' se consolida

Juan Jesús Aznárez

El secuestro exprés dura menos de un día, depara un botín limitado, entre los 500 y 5.000 euros, y se afianzó como el más frecuente en América Latina. Sólo en la ciudad brasileña de San Pablo se cometen mensualmente 500 delitos de este tipo, según varios recuentos. Las víctimas son levantadas dentro de sus coches, en los semáforos, en los cines, durante el trayecto al trabajo: en cualquier momento de la diaria rutina ciudadana. Después, la primera visita es a los cajeros automáticos.

"Con los nervios, me equivocaba con la clave de la tarjeta y eso me costaba otros tantos puñetazos", se dolía una víctima. Esa modalidad rivaliza con los secuestros clásicos, con rescates por encima de los 50.000 euros, pero que obligan a disponer de lugares donde retener a la víctima indefinidamente.

Hace tres años, la compañía de seguridad Kroll elaboró una clasificación de los países más castigados: Colombia, con 4.000 secuestros anuales; México, 3.000; Argentina, 2.000, y Brasil, 1.000. Aunque sus Administraciones remiten a cifras más bajas, el delito sigue haciendo estragos. El secuestro, la extorsión y el narcotráfico financian a las guerrillas colombianas, que obtienen cerca de 600 millones de euros anuales por esos conceptos, según datos oficiales.

Los policías corruptos de Argentina también disponen de ingresos extraordinarios. Bien lo sabe el profesor español A. B., de 49 años. "Acepté la dirección de un colegio en Buenos Aires, y al poco la policía del barrio donde vivía me pidió una contribución voluntaria", recuerda. "Me negué y al poco mi hija, de nueve años, fue secuestrada. Para rescatarla, tuve que malvender mi piso en España, el coche, los cuadros e irme a vivir con la suegra".

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