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La lucha contra el calentamiento global

Control voluntario para los países en desarrollo

La ONU examinará las emisiones de China e India

La lucha contra el cambio climático avanza lenta pero inexorablemente. Una de las claves de la negociación de Bali era ver si los países en desarrollo como China, India, Brasil, México o Indonesia aceptaban algún tipo de compromiso para controlar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque cada ciudadano de estos países emite mucho menos que un europeo o un estadounidense, su elevada población los hace imprescindibles para luchar contra el cambio climático. Estados Unidos quería imponer compromisos obligatorios, algo que ellos consideraron un insulto. "Los países desarrollados han tenido 200 años para desarrollarse con una economía del carbón. Pero cuando nos toca a nosotros, tenemos que restringirnos. No podemos cometer los mismos errores ni parar nuestro desarrollo o revertirlo, porque tenemos mucha pobreza y debemos hacerlo rápido. Es una cuestión de justicia y humanidad", explicó ayer el paquistaní Munir Akram, presidente de turno del G77 y China, un heterogéneo grupo de más de 150 países con puntos de vista tan dispares como Brasil, Arabia, India o China, y que es imprescindible en estas negociaciones.

El G77, finalmente, aceptan tener "acciones nacionales de mitigación medibles, reportables en el contexto del desarrollo sostenible apoyados por la tecnología y la financiación" y asistencia de los países ricos, según el borrador distribuido a los países y al que ha tenido acceso EL PAÍS. Tendrán que hacer esfuerzos, si no para reducir, sí para moderar el aumento de las emisiones. Y que éstas serán controladas por la ONU. Hasta ahora, según el Protocolo de Kioto, sólo 36 países industrializados tienen objetivos de reducción de emisiones. China es el segundo mayor emisor del mundo y, según la Agencia Internacional de la Energía, en menos de 10 años sobrepasará a EE UU.

El G77 denunció previamente amenazas si no limitaba sus emisiones. "En las peticiones de más compromisos de mitigación nos dijeron que podríamos subirnos al acuerdo de una forma positiva pero que si no hay acuerdo podrían usar otras medidas para asegurarse de que tomaríamos las acciones que ellos querían", añadió Akram. Luego precisó que esas amenazas se han centrado en la imposición de "sanciones comerciales".

China y Brasil exigían un sistema por el cual sus inversiones en tecnología verde les supusiese la concesión de créditos de carbono. Actualmente, si los países desarrollados invierten en un país en desarrollo en tecnología limpia que reduce emisiones, el país rico se apunta esa reducción. Brasil y China quieren que eso mismo les ocurra a ellos.

A cambio de aceptar compromisos voluntarios y medibles, los países en desarrollo salen de Bali con una reivindicación histórica. Tendrán ayudas (aún no se sabe cuáles y se decidirán en los próximos dos años) por evitar la deforestación. No sólo por reforesta, sino por no talar. La deforestación es responsable de un 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin reducir el problema no habría forma de mitigar el calentamiento global. También logran un fondo de adaptación por el que Naciones Unidas destinará un 2% de las inversiones en mecanismos de desarrollo limpio a obras de adaptación al cambio climático en los países pobres. Al final, Bali era más que un rango de emisiones.

Activistas contra el cambio climático vestidos de osos polares, en Bali.
Activistas contra el cambio climático vestidos de osos polares, en Bali.AFP

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