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Cumbre UE-África

Un grupo de países africanos rechaza los acuerdos comerciales con Europa

Mugabe critica la "arrogancia" europea en el cierre de la reunión de Lisboa

La Cumbre de Lisboa entre Europa y África se cerró ayer con buenas palabras y la firma de una estrategia conjunta a largo plazo basada en ocho grandes asuntos y un plan de acción a tres años. Pero la fractura comercial quedó abierta: encabezados por Senegal y Suráfrica, los africanos se plantaron ante las presiones europeas para firmar los nuevos acuerdos de liberalización económica (EPA, por sus siglas inglesas), y pidieron relaciones comerciales más justas y adaptadas a sus economías. La UE aguantó el chaparrón y trató de calmar a los africanos con el ofrecimiento de negociaciones al más alto nivel para firmar acuerdos transitorios antes del 1 de enero.

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El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, aprovechó su intervención para criticar la "arrogancia" de los europeos. Después, hizo mutis y se evitó escuchar la diatriba de la enviada británica, Valerie Amos. La presencia de Mugabe y el boicoteo del Reino Unido por la violación de los derechos humanos en Zimbabue, escenificado mediante la ausencia en Lisboa de su primer ministro, Gordon Brown, ha sido el segundo gran foco de tensión de la cumbre, y ayer alcanzó su punto álgido durante la intervención del octogenario presidente de Zimbabue.

"África rechaza las EPA", dijo a los periodistas un contundente Abdulaye Wade, el presidente de Senegal que abandera la lucha contra los acuerdos comerciales que eliminarán las cuotas y las tarifas en los años venideros (excepto para el azúcar y el arroz) y que algunos países africanos temen que castiguen sus arcas por la pérdida de ingresos aduaneros. Wade llamó al levantamiento de "intelectuales, mujeres y jóvenes" africanos en contra de las EPA.

El encontronazo obligó a la UE a moderar su discurso. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, se mostró partidario de sentarse a negociar al más alto nivel para tratar de firmar acuerdos provisionales de un año de duración que desembocarían después en la firma de las EPA. Barroso quiere evitar a toda costa que el 1 de enero (fecha en la que expiran los acuerdos preferenciales actuales) la UE se vea obligada, en ausencia de nuevos acuerdos, a restablecer tarifas a los productos africanos. Según los cálculos de la Comisión, esta situación le hubiera costado a Costa de Marfil, que es uno de los 15 países que ya ha firmado, 700 millones de euros al año.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller Angela Merkel se hicieron eco de las quejas africanas y reconocieron que los Veintisiete deben ser "más flexibles" en su posición. Bruselas no oculta que la arrolladora presencia de China en el tablero africano ha hecho que sus socios despierten del letargo y defiendan con más fuerza que nunca una nueva relación con África. Fue Wade el que la víspera lo explicó alto y claro: "Europa ha perdido prácticamente la batalla con China en África. Por el precio de un coche europeo se pueden comprar dos chinos".

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Senegal, Nigeria y Suráfrica han sido la punta de lanza de la resistencia a las EPA. Las ONG no ocultaron ayer su satisfacción ante la nueva asertividad africana. "No es una rebelión, pero estamos satisfechos de que hayan dicho que no van a firmar", explicó Amy Barry, portavoz de Oxfam en la cumbre. "Es su forma de demostrar con hechos las declaraciones de que ahora somos socios de igual a igual".

Al margen del choque comercial, europeos y africanos coincidieron que la cumbre supone un avance histórico que contribuirá a superar la relación donante-receptor.

La nueva estrategia conjunta identifica ocho áreas prioritarias para trabajar antes de la próxima cita: paz y seguridad; democracia y derechos humanos; comercio e integración regional; Objetivos del Milenio, energía, cambio climático, migraciones, movilidad y empleo; y ciencia, Sociedad de la Información y espacio.

El presidente de Suráfrica, Thabo Mbeki (centro), al llegar a la última jornada de la Cumbre entre la Unión Europea y África, ayer en Lisboa.
El presidente de Suráfrica, Thabo Mbeki (centro), al llegar a la última jornada de la Cumbre entre la Unión Europea y África, ayer en Lisboa.EFE

Comercio y derechos humanos

- Ocho áreas de acción. La UE y África acuerdan una estrategia conjunta en ocho áreas para hacer frente a los desafíos globales: paz y seguridad, democracia y derechos humanos, cambio climático, energía, inmigración, desarrollo, comercio y ciencia.

- Los efectos de la presencia de Mugabe. El enfrentamiento entre el Reino Unido y su ex colonia Zimbabue impidió la celebración de la cumbre durante siete años. El boicot de Gordon Brown convirtió a Robert Mugabe en el protagonista central. África ha evitado criticarle y Europa ha pedido que respete los derechos humanos.

- Desencuentro comercial. Fuera de la agenda, pero asunto dominante, fueron los acuerdos de apertura comercial, que los dos bloques negocian desde hace cuatro años. El desencuentro se ha hecho patente en Lisboa.

- Senegal encabeza la rebelión. El presidente de Senegal, Abdulaye Wade, llamó a una rebelión de las mujeres, intelectuales y jóvenes africanos contra los nuevos acuerdos de liberalización económica que pretende imponer la UE a partir del 1 de enero de 2008.

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