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El descontrol de la inflación costará más de 3.000 millones a las empresas

La subida de precios complicará la negociación salarial el año próximo

Lucía Abellán

Las empresas van a pagar cara la inflación de este año. El vertiginoso aumento de precios experimentado en los últimos meses obligará a las compañías a desembolsar más de 3.000 millones de euros adicionales en salarios. Son cálculos de la patronal CEOE basados en los datos de convenios que fijan revalorizaciones de salarios en función de la inflación real, que no bajará del 4% a final de año. Así, la subida de precios tiene un doble impacto en las cuentas de las empresas: permite, en parte, engrosar los beneficios, pero al mismo tiempo encarece la factura salarial.

El 70% de los trabajadores con convenio tiene cláusula de revisión
Al alza de precios se le sumará la incertidumbre por el avance del PIB
La patronal calcula que cada empleado costará 400 euros más en 2008
"En este contexto habrá menos alegrías salariales", advierte la CEOE
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El 70% de los trabajadores sujetos a convenio están protegidos por cláusulas de revisión, que restituyen en los salarios una parte o el total de la desviación de inflación respecto al nivel previsto. En algunos casos, el convenio establece que la cláusula opera si la inflación sobrepasa un determinado nivel y en otros sólo se compensa una porción de la desviación de precios. Así, el efecto de la inflación no es inocuo para todos los empleados aunque dispongan de claúsula de garantía. Con la miríada de casos existentes, fuentes de la CEOE calculan que el año próximo las empresas deberán destinar más de 3.000 millones de euros por esos dos puntos porcentuales que se van a desviar los precios del 2% previsto. El último avance conocido, el de noviembre, revela una escalada interanual del 4,1%.

Se trata de una de las cantidades más elevadas a las que han tenido que hacer frente las compañías. Equivale prácticamente a lo que tendrá que gastar el Estado en resarcir a los pensionistas también por la desviación de los precios. La última vez que se registró un 4% de inflación en diciembre -mes de referencia para calcular las revalorizaciones salariales- fue en 2002. La patronal calcula que cada trabajador costará de media unos 400 euros más al año en 2008.

Empresarios y trabajadores son conscientes de que este escenario complica las negociaciones de convenios que se iniciarán a partir de enero. "Sobre todo en los nuevos; ahí pueden surgir las mayores dificultades", explica un directivo de la CEOE. "Cuanto más alta es la inflación, más se complica la negociación, pero también es cuando más justificación hay para las cláusulas de revisión salarial", argumenta Miguel Ángel García, responsable del gabinete económico de Comisiones Obreras. Toni Ferrer, secretario de acción sindical de UGT, se opone a que la inflación erosione el poder adquisitivo de los trabajadores: "Sería muy ventajista trasladar el problema de la inflación sólo al consumidor, al trabajador".

Al alza de precios desencadenada en los últimos meses se le sumará la incertidumbre por la situación económica. Con el horizonte brumoso de una economía que crecerá el año próximo bastante menos que en 2007 (en el entorno del 3% o por debajo, según las distintas previsiones), negociar alzas salariales superiores a las de estos años resultará complejo. El experto de Comisiones Obreras asegura que las perspectivas económicas para 2008 son peores de lo que se reconoce en público. "En ese contexto habrá menos alegrías salariales", apuntan en la CEOE.

Pese a todo, las organizaciones empresariales y los sindicatos creen que el modelo salarial consolidado en los últimos años -subidas que recogen la inflación prevista más la productividad, además de incorporar al menos parte de la desviación de precios- es el menos malo de los ensayados. "Ha sido un gran avance, pues supone pasar de tener como referencia la inflación pasada a la prevista", señala Ferrer. Con unos beneficios empresariales que crecen muy por encima de la economía, la patronal sabe que la demanda de alzas retributivas sería más clamorosa de no existir este esquema.

El modelo ha propiciado una indudable paz social en los últimos años. A veces, a costa de una pérdida de poder adquisitivo de los asalariados, por ejemplo cuando la inflación media del año es superior a lo que mejoran los sueldos el ejercicio siguiente. En los periodos en que ha ocurrido lo contrario, el beneficiado es el trabajador.

Pacto antes de las uvas

Más allá de cómo acaben los precios en 2007, la CEOE y los sindicatos UGT y Comisiones Obreras se disponen a renovar el pacto de convenios que llevan aplicando desde el año 2002. Se trata de unos criterios básicos que consensúan empresarios y sindicatos para que sirvan de referencia en la negociación colectiva que suelen desarrollar las empresas entre enero y abril. Ninguna de las partes pondrá trabas a que el texto siga la senda de otros años en el capítulo de retribuciones. El trinomio de inflación prevista, desviación de los precios (en el caso de convenios con cláusula de revisión) y aumento de la productividad ha arrojado aumentos en el entorno del 3% en los últimos años.

A la espera de cerrar otras materias pendientes, empresarios y sindicatos confían en rubricar el pacto antes de que acabe el año.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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