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Reportaje:

25 años bajo la plaza Reial

La histórica sala Sidecar acaba esta noche la celebración de su aniversario con un concierto de Will Johnson y de Raül Moya

Con la actuación esta noche de Will Johnson y de Raül Moya, la sala Sidecar cierra los fastos de conmemoración de sus 25 años de historia, apabullante longevidad en una sala de conciertos. En este tiempo el local ha cambiado mucho menos que todo lo que le rodea, propietarios incluidos, y desde los bajos que lo albergan ha visto pasar tiempo, modas, personajes y muchas noches de emoción, alegría y desvarío. También de tristeza, pues allí se organizó una fiesta para ver cómo finalmente el Barça era apabullado por el Milán en aquella infausta noche del 4-0. Eso es sólo un recuerdo en 25 años de historia nocturna y cultura urbana.

Pocas salas pueden sobrevivir tanto tiempo, pero menos aún las que llenan cinco de los conciertos organizados para celebrar su aniversario. Roberto Tierz, alma máter de Sidecar y socio fundador de la sala en lo que fuera una barra americana para marinos, hace recuento: Sólo Los Solo, Heavy Trash, The Posies, Quimi Portet y The New York Dolls, quienes precisamente debutaron en Barcelona gracias a los fastos del Sidecar.

"El público es igual: entre 20 y 30 años, inconformista, curioso", dice Tierz
La sala ha donado 1.000 maquetas a la biblioteca pública Vapor Vell

Tierz, cuya memoria alberga insólitas anécdotas parcialmente desdibujadas por el paso del tiempo, recuerda las más recientes. Una de The Posies: "Tras el concierto se quedaron de copas y al cerrar algunos de ellos querían ir a un after. Eran las seis de la mañana. Los llevamos al Pinotxo de la Boqueria. Siempre lamentaré no haber hecho la foto de esos roqueros comiendo garbanzos con chorizo con lágrimas en los ojos". Otra más, esta vez relativa a Heavy Trash: "Antes de los bises se va todo el sonido a la porra. Jon Spencer sale al escenario, pide disculpas y hace cantar al público Louie Louie y Wild Thing. Apoteosis. Nosotros, frustrados buscando un electricista. De repente la avería se arregla espontáneamente. Al rato nos enteramos que es un recurso que siempre usan en sus conciertos. Para que saliese bien, ni siquiera nos avisaron".

Esto podría resultar insólito hace 25 años, cuando ir al Sidecar era "bajar al chino". "Hoy se nos empieza a valorar como agentes culturales", afirma Roberto Tierz. "Aunque queda mucho por recorrer para que la percepción general sea adecuada a la realidad". Aun con todo, Roberto no se queja; su sala es una constante en la vida de la música en directo en la ciudad y multitud de bandas han pasado por su pequeño escenario, que ha visto artistas como Manu Chao, Sidonie, Sisa, Howe Gelb y Ojos de Brujo. No sólo eso, como sala de programación recibió unas 1.000 maquetas (el 30% en cinta de casete, el 70% en CD) que hace pocas semanas, y dentro de los actos de celebración, cedieron a la biblioteca Vapor Vell, la de mayor acento musical de la ciudad.

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Pero ¿qué ha cambiado en la ciudad además del soporte en el que los grupos noveles graban sus primeras canciones? Para Roberto hay varias respuestas. La primera para la plaza Real: "Ha perdido tipismo a cambio de limpieza y seguridad. Esto ha originado la llegada masiva de turistas". La segunda para el público: "En realidad, es el mismo en cuanto a edad y actitud. Entre 20 y 30 años, inconformista, curioso y con ganas de salirse del camino marcado. En todo caso, la diferencia es la pérdida de una candidez que nos hacía creer que todo era posible". La tercera, para los estilos musicales, que Roberto entiende que nunca son malos: "Hemos aprendido a cribar lo que es moda vacía. Mantenemos la idea de que no hay género malo, sino música mala".

Aun así, hay cambios que no se producen. Por ejemplo, la consideración desdeñosa que tienen las salas como Sidecar. ¿La razón? "Los locales nocturnos son ocio puro y no podemos olvidar que somos parte de una sociedad de educación católica donde la diversión es pecado", afirma. Sea o no pecado, la coqueta, pequeña y evocadora sala que ha vivido bajo la plaza Real forma parte de la historia de la ciudad. Y encima es historia viva.

25 años de Sidecar. Will Johnson. Hoy a las 22 y 0.30 horas. 15 euros (plaza Reial, 7).

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