_
_
_
_
_
Reportaje:

"Aquí vivimos muertos"

Ingrid Betancourt, secuestrada por las FARC en 2002, narra su desesperación en una estremecedora carta a su madre, intervenida a la guerrilla

Una mujer al límite de sus fuerzas. Ésa es la impresión que deja Ingrid Betancourt, secuestrada por la guerrilla colombiana hace casi seis años, en una larga carta a su madre, escrita desde la desolación más conmovedora. "Piden pruebas de supervivencia a quemarropa, y aquí estoy escribiendo mi alma tendida sobre este papel", comienza la ex candidata presidencial por el Partido Verde Oxígeno. El documento fue requisado el jueves a tres miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Junto a la carta había otras misivas, fotografías y vídeos de 16 de los 45 rehenes que el grupo armado pretende intercambiar por 500 guerrilleros presos.

Más información
La familia pide que se actúe "antes de que sea tarde"
ANTES Y DESPUÉS DE CINCO AÑOS DE CAUTIVERIO.

Las autoridades colombianas creen que las pruebas de vida iban a ser entregadas este fin de semana al presidente venezolano, Hugo Chávez, como golpe propagandístico, después de que Bogotá decidiera poner fin a su mediación con las FARC, y justo antes de la celebración de su referéndum constitucional.

A lo largo de 17 folios, con letra pequeña y apretada, Ingrid detalla las secuelas de seis años años de cautiverio en plena selva, sometida por captores inhumanos a un proceso de destrucción física y psíquica, al que apenas hace frente con el recuerdo de su familia y con su fe religiosa. Betancourt está exhausta, como refleja el vídeo rodado en octubre. "Estoy mal físicamente. No he vuelto a comer, el apetito se me bloqueó, el pelo se me cae en grandes cantidades", escribe. El frío y las marchas agudizan su tortura. "La precariedad es la única constante. En cualquier momento dan la orden de empacar y duerme uno en cualquier hueco, tendido en cualquier sitio, como cualquier animal".

Los secuestradores se encargan de liquidar cualquier atisbo de esperanza o ilusión de sus rehenes. "En esta selva la única respuesta a todo es no", cuenta Ingrid. No a un libro con el que matar el tiempo, no a que le permitan hacer un pastel por el cumpleaños de sus hijos, no a los recuerdos: ni fotos, ni dibujos, ni cartas, ni el escapulario de su padre, que murió al poco de haber sido secuestrada, y cuyo recuerdo la atormenta. "En las requisas le quitan a uno lo que más quiere (....). Cada día me queda menos de mí misma".

Buena parte de la carta está destinada a sus hijos, Lorenzo, Mélanie y Sebastián, a los que la ex candidata colma de consejos. Y lamenta el abandono en el que se encuentran los rehenes. "Los secuestrados somos como los leprosos que afean el baile (...), suena mejor decir que hay que ser fuertes frente a la guerrilla". Entre los agradecimientos, Ingrid Betancourt menciona a Hugo Chávez, y declara su admiración por Estados Unidos y su amor por Francia, país en el que vivió, donde nacieron sus hijos y del que tiene la nacionalidad.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Con la intervención de Nicolas Sarkozy, George Bush y el propio Chávez, dice, "podríamos presenciar un milagro": la libertad de "todos los que aquí vivimos muertos".

"Cada día me queda menos de mí misma"

- "La vida aquí no es vida, es un desperdicio lúgubre de tiempo. Vivo o sobrevivo en una hamaca tendida entre dos palos, cubierta con un mosquitero y con una carpa encima, que oficia de techo, con lo cual puedo pensar que tengo una casa".

- "Aquí nada es propio, nada dura, la incertidumbre y la precariedad son la única constante. En cualquier momento dan la orden de empacar y duerme uno en cualquier hueco, tendido en cualquier sitio, como cualquier animal".

- "En las requisas le quitan a uno lo que uno más quiere. Una carta que me llegó tuya me la quitaron después de la última prueba de supervivencia en el 2003. Los dibujos de Natasha y Stanis [sus sobrinos], las fotos de Mela y Loli [sus hijos], el escapulario de mi papá".

- "Cada día me queda menos de mí misma. Todo es duro (...). Durante años no pude pensar en los niños".

- "Durante mucho tiempo hemos sido como los leprosos que afean el baile, los secuestrados no somos un tema políticamente correcto, suena mejor decir que hay que ser fuertes frente a la guerrilla aún sin sacrificar algunas vidas humanas".

- "No voy a alcanzar a escribir todo lo que quisiera. A Piedad [Córdoba] y a Chávez todo, todo mi afecto y mi admiración. Nuestras vidas están ahí, en el corazón de ellos, que sé que es grande y valeroso".

- "Todos estos años han sido terribles, pero no creo que podría seguir aún viva sin el compromiso que nos brindaron a todos los que aquí vivimos muertos".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_